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Los países emergentes se contentan con una reforma limitada del FMI

EFE

Tras años de quejas, propuestas y debate, los países emergentes ganarán un 2,7 por ciento más de voto en el FMI, algo que han aceptado a regañadientes, mientras se afanan por reiterar que ese cambio debe ser tan solo "el primer paso".

El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, ha destacado el carácter "histórico" de la reforma, que supondrá la modificación más sustancial de poder en el seno de la principal agencia financiera pública del mundo desde su fundación en la conferencia de Bretton Woods en 1944.

Pero hasta él ha reconocido que la nueva fórmula no refleja aún el peso real de los países miembros en la economía mundial.

Hoy, en la reunión semestral del IMFC, el órgano que marca la estrategia del FMI, el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, que fue uno de los líderes de las naciones emergentes en las negociaciones, señaló que el proyecto "es un primer paso importante".

Mantega ha reconocido, sin embargo, que "no es la reforma de mis sueños".

Y es que los países en desarrollo parecen haber aceptado la máxima de que "menos da una piedra".

Quieren evitar, sin embargo, que lo logrado hasta ahora simplemente paralice cualquier posibilidad de una reforma más amplia, la cual requeriría que países europeos cedan poder principalmente a los gigantes asiáticos.

Para ello, cuentan con el apoyo de Estados Unidos, el principal accionista, cuyo secretario del Tesoro, Henry Paulson, urgió hoy al FMI "que no se duerma en los laureles" y que el proceso de reforma no se estanque.

Se mostró más pesimista el ministro de economía argentino, Martín Lousteau, quien declaró hoy ante el Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC) que la aprobación del proyecto sobre la mesa "puede congelar el status quo por largo tiempo".

Su país, que pierde poder con la nueva fórmula, se abstuvo en la votación del proyecto el 28 de marzo en el Consejo Ejecutivo, el órgano que toma las decisiones del día a día en el FMI.

La propuesta ha sido sometida a ratificación por parte de las naciones que integran el Fondo, que tienen hasta finales de mes para expresar su parecer.

Strauss-Kahn ha pedido a Mantega que se reúna con las naciones que se oponen al proyecto para que al final se logre el 85 por ciento de votos necesario para su aprobación, según una fuente del Gobierno brasileño.

El ministro se encontró hoy con representantes de Rusia, una de las naciones que rechazó la reforma en el Consejo, junto con Irán y Arabia Saudí. Egipto se abstuvo junto con Argentina.

La fuente brasileña señaló que el Gobierno de Buenos Aires aceptará la reforma siempre que se contemple su demanda de que los países miembros puedan tener acceso a un volumen mayor de préstamos del Fondo en tiempos de necesidad, lo que hoy reclamó Lousteau y apoyó Mantega.

El proyecto de reforma prevé la revisión del voto de los países miembros cada cinco años, para reflejar su crecimiento en ese intervalo.

También contempla que se defina más claramente el grado de apertura -que estima el volumen del sector exterior-, y la variabilidad -que calcula la vulnerabilidad a crisis monetarias-, dos de los parámetros que integran la ecuación y que benefician a las naciones desarrolladas.

Sin embargo, los elementos principales de la fórmula ya no estarán abiertos a discusión.

Mientras la mayoría de las naciones en desarrollo se ha contentado con el cambio, aunque sea modesto, numerosos analistas independientes han criticado el resultado.

"Es simplemente una vergüenza. ¿Por qué darse tanto trabajo para cambiar solo un 2,7 por ciento del voto?", dijo en una entrevista Adam Posen, del Instituto Peterson de Economía Internacional.

"La cuestión clave ahora es si se establece una representación única europea" en el Consejo Ejecutivo, dijo, por su parte, Michael Mussa, ex economista jefe del FMI.

Actualmente los países de la Unión Europea designan o tienen gran influencia en el nombramiento de 10 de los 24 miembros del Consejo. En comparación, América Latina cuenta con dos sillas y divide una tercera con España.

Paulson propuso hoy la reducción de los directores a 22 para 2010 y a 20 para 2012, lo que en la práctica significaría la reducción de la influencia europea en el Consejo, que suele tomar sus decisiones por consenso.

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