El Papa Benedicto XVI comenzó el viernes una visita de cuatro días a Francia con la que pretende persuadir a losfranceses de que la religión puede hacer contribuciones a las sociedades laicas modernas.

El presidente Nicolas Sarkozy, que también ha dicho que ve positivo el papel de la fe en la vida pública, se saltó el protocolo y saludó alpontífice alemán cuando éste descendía del avión en el aeropuerto de Orly, al sur de la capital francesa.

A su lado estuvo su tercera esposa, la estilosa cantante y ex modelo Carla Bruni-Sarkozy.

Ambos se trasladaron directamente al palacio del Elíseo, en el centro de París, donde está previsto que ofrezcan unos breves discursos quelos franceses seguirán de cerca para comprobar hasta qué punto defienden que la religión tenga un papel en la esfera pública.

Francia mantiene una estricta separación entre Iglesia y Estado y mencionar una sola fe solía ser tabú para los políticos. Pero la religión havuelto a la vida publica en los últimos años y Sarkozy ha sido el primero en celebrarlo.

En el vuelo desde Roma, Benedicto XVI dijo a los periodistas que la "laicidad" no era incompatible con la religión.

"Para los cristianos, siempre ha estado claro que la fe no es política, y la política no es una religión, sino una realidad profunda con unamisión espiritual", añadió en francés. "Las dos deben estar abiertas la una a la otra", añadió.

Se trata del primer viaje de Benedicto XVI como Papa a Francia, un país que conoce bien y cuya lengua habla con fluidez.

El viernes, dos años después de su controvertido discurso en Regensburgo que enojó a los musulmanes, el Papa tiene previsto hacer unaintervención sobre fe y cultura ante una audiencia de 700 intelectuales y artistas franceses.

El sábado celebrará una Misa al aire libre en el centro de París antes de trasladarse al santuario de Lourdes, en el suroeste de Francia,para la conmemoración católica del 150 aniversario de la aparición de la Virgen María allí.