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Una pareja vende a su bebé en Internet

El suceso, ocurrido en Bélgica, podría costar a los padres una condena de cinco años de cárcel

DANIEL BASTEIRO

'Estoy embarazada de cinco meses y me gustaría deshacerme de este bebé cuando nazca. Tengo dificultades económicas y no puedo quedármelo. Por este motivo, me gustaría hacer a alguien feliz gracias a mi hijo para que viva en un hogar caluroso y acogedor'. Este anuncio y, sobre todo, su descubrimiento, alimentan estos días el escándalo en Bélgica, donde mantiene en vela a su prensa amarilla.

El bebé al que se refiere el reclamo se llama Jayden y fue vendido por una pareja flamenca a otra holandesa el pasado verano, un día después de su nacimiento. Los padres colocaron el anuncio en la web gay Holebi (acrónimo para homosexuales, lesbianas y bisexuales) y tuvo respuesta y recompensa económica, que los medios belgas estiman entre 5.000 y 10.000 euros.

Los padres biológicos del pequeño, de 24 y 22 años, acudieron en julio al hospital de Gante Jan Palfijn con la tarjeta sanitaria de la madre adoptiva, que tras el parto registró en el Ayuntamiento al bebé como hijo propio. Los compradores, ambos de 26 años, no pueden tener hijos e hicieron creer a sus allegados que se trataba de una adopción legal.

Además, según el diario Het Laatste Nieuws, la pareja adoptiva hizo firmar a la biológica un contrato por el cual formalizaban la operación, sellada tras el pago por el bebé en el aparcamiento del mismo hospital. La dirección del centro abrió una investigación e informó a la policía tras descubrir el engaño, desmontado por un periodista del programa Netwerk, de la televisión pública flamenca.

'¿Compraremos pronto niños en e-bay?', se pregunta el diario flamenco De Standaard, que ha seguido el caso. El problema, según declaraciones del portavoz del ministerio de Justicia Leo De Bock, es que 'vender o comprar un bebé no está estrictamente prohibido por la ley'. Este vacío legal hace que se busquen habitualmente otros delitos relacionados para sentar en el banquillo de los acusados a parejas que cometen crímenes similares.

En este caso, dado que el bebé se encuentra en buen estado y que ni sus padres biológicos ni los adoptivos han incurrido en secuestro, trata de seres humanos, abandono o negligencia, las posibilidades de acusación se ven aún más reducidas.

Tampoco existe ningún indicio de que el embarazo hubiese sido solicitado por la pareja compradora. Sin embargo, el proceso judicial iniciado esta semana podría llevar a los padres biológicos a pasar hasta cinco años en prisión por suplantación de niño.

De momento, la pareja belga ha quedado en libertad tras haber sido interrogada por las autoridades y se espera que los padres adoptivos presten también declaración. La pareja holandesa no ha sido inculpada todavía, pero argumenta en su defensa que un médico de familia y un general estaban al corriente, algo que el centro y los facultativos responsables del parto niegan. La alarma que la prensa amarilla agita en Bélgica se debe, en gran medida, a que el caso no es la primera vez que se produce en circunstancias parecidas en el mismo país.

Las dificultades económicas llevaron a otra pareja a hacer lo propio con Donna, una niña nacida en febrero de 2005 y por quien otra pareja holandesa llegó a pagar hasta 15.000 euros. En ese sentido, trascendió que Donna, de tres años, seguirá gracias a una sentencia judicial viviendo con sus padres adoptivos, mientras que su padre biológico tendrá derecho a visitas periódicas.

La prensa y varias figuras políticas claman ahora contra estos casos, pidiendo el reconocimiento explícito de la compra-venta de un bebé como delito en el código penal belga.

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