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El Patio Maravillas se enfrenta a un inminente desalojo

JAIRO VARGAS

No es el mejor momento para el Patio Maravillas. Tras dos incendios provocados por sujetos desconocidos este verano, el cierre del centro social autogestionado La Traba y el proceso de desalojo que enfrenta La Morada, este espacio autogestionado situado en el corazón del madrileño barrio de Malasaña, encara lo que podría ser su recta final, al menos en la calle Pez, donde se reubicó hace más de cuatro años tras su primer desalojo.

En un comunicado, los ocupantes de este inmueble aseguran que la empresa Nivel 29, propietaria del edificio y dedicada a la promoción y gestión inmobiliaria, ha interpuesto una acción penal por usurpación, abriendo un proceso 'que ya conocemos y que tiene como objetivo desalojarnos del edificio'. Según explican a Público fuentes del colectivo que lo gestiona, no hay una fecha establecida, pero ya han comenzado su campaña para 'defender este espacio' a través de redes sociales, y han convocado a todos los madrileños a acudir al Patio el próximo 25 de octubre.

Una de las razones que alega la propietaria para el contencioso es que el inmueble requiere de obras de mantenimiento ante su estado de ruina, algo que los activistas quieren desmentir con una 'jornada de puertas abiertas' en la que todo el que quiera vea su estado y su frenética lista de actividades semanales. 'La asamblea del Patio Maravillas ha realizado las reformas necesarias para garantizar la estabilidad del edificio y la seguridad de quienes lo viven y disfrutan. Hemos sufrido dos incendios que hemos controlado y tras los cuales los bomberos han certificado que el edificio era absolutamente seguro', explican.

'Los bomberos han certificado que el edificio era seguro'Son más de 40 los colectivos de toda índole que han hecho de este edificio abandonado un espacio de encuentro, de intercambio, de creación y también un ejemplo de convivencia.

El Patio Maravillas ha sido el centro a cuyo alrededor han pivotado multitud de proyectos políticos, artísticos, culturales y periodísticos que ahora, con el beneplácito del Ayuntamiento, podrían ser sustituidos por otra actividad muy típica de la capital: la especulación.

Los ocupantes también apuntan al Consistorio como responsable de esta situación, ya que son escasas -se podría decir inexistentes- las posibilidades que brinda a sus ciudadanos para 'tener espacios sociales donde reunirnos, debatir, llevar a cabo actividades culturales, o donde desarrollar proyectos cooperativos', critican. 'El ayuntamiento permite que empresas como Nivel 29 campen a sus anchas transformando la ciudad en un centro comercial habitable sólo para quién pueda pagárselo', explican.

Conciertos, charlas, debates, proyecciones, talleres de teatro, yoga, clases de idiomas... El Patio Maravillas ha construido durante este tiempo y sin ninguna ayuda pública un auténtico espacio cultural accesible. Ha propuesto otro modelo de ciudad en la capital del neoliberalismo, lejos de la orientación hacia el turismo y el consumo, lejos de las reconversiones que transforman un barrio tradicional en un 'centro comercial destinado al beneficio de unos pocos', lejos de 'un Madrid donde no hay lugar para políticas de vivienda digna, ni para espacios verdes, ni para un urbanismo sostenible, ni para una economía social y solidaria, ni para actividades culturales gratuitas y autogestionadas, ni para hacer política desde abajo', contraponen los ocupantes.

'Vamos a construir la ciudad que queremos', explican. Y esa ciudad no existe para ellos sin un Patio Maravillas que 'pertenezca a todos y a todas', por lo que defenderán 'con todos los medios a su alcance' su proyecto y su ciudad

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