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Portugal intenta reducir los ACV limitando la sal

Reuters

Alarmados por las elevadas tasas de muerte por accidentes cerebrovasculares (ACV) que se producen en Portugal, un grupo de diputados del partido en el gobierno presentó el viernes en el Parlamento un proyecto de ley para disminuir drásticamente el uso de sal en el pan, al que se atribuyen muchos problemas de presión sanguínea.

El bacalao seco salado y luego rehidratado, que es uno de los alimentos básicos del país cocinado de diversas maneras, ha acostumbrado a los portugueses a utilizar más sal en las comidas que en otros países, y los panaderos lo añaden a sus masas en generosas cantidades.

El pan es una de las principales fuentes de ingesta de sal y muchos portugueses lo consumen con cada comida.

"Portugal tiene en la actualidad una de las mayores tasas de mortalidad por ACV de Europa, que es alrededor del doble de la observada en España y el triple de la de Francia", indica el proyecto de ley.

Según la Sociedad Portuguesa de Hipertensión, una disminución de 1 gramo en la ingesta de sal diaria podría salvar de media 2.650 vidas al año.

Los ACV matan hasta 20.000 personas al año en Portugal, lo que supone en torno a un 20 por ciento de los decesos del país.

Los diputados aludieron también en su propuesta a un estudio reciente de la Facultad de Ciencias y Salud de la Universidad Fernando Pessoa, según el cual el consumo diario de sal en Portugal casi dobla el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de 5,8 gramos al día.

El texto relaciona el consumo excesivo de sal con una presión arterial alta, que a su vez puede provocar ACV, suele reducir la esperanza de vida e implica un gasto elevado en medicinas por parte del Estado.

La clase de pan más popular en Portugal tiene entre 18 y 21 gramos de sal por kilo. Incluso la versión integral, más saludable, contiene de media 15 gramos por kilo.

El proyecto legislativo insta a la reducción del contenido de sal hasta un máximo de 14 gramos por kilo, una rebaja de en torno a un 25 por ciento, e introduce multas de hasta 5.000 euros para quienes excedan de ese límite.

También contempla la colocación de etiquetas de alerta a gran escala en los productos con alto contenido de sal.

Los socialistas tienen la mayoría en el Parlamento, por lo que se espera que el proyecto se apruebe fácilmente.

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