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¿Qué posibilidades de ganar tenemos cuando apostamos?

CARLOS ESCUDERO (INVESTIGADOR DEL CSIC)

En la quiniela uno puede optar por tres alternativas (1, X y 2) en cada partido. Las posibilidades de acertar serán por tanto de uno entre tres si nuestra apuesta es puramente aleatoria. Si se repite el proceso 15 veces, las posibilidades de acertar en todas las ocasiones es 1/3 elevado a 15, es decir, habría una posibilidad de acertar entre 14.348.907, lo que convierte la victoria en francamente improbable. Sin embargo, la quiniela no es un juego de puro azar y un conocimiento detallado de la Liga de fútbol mejorará las posibilidades de éxito. En cualquier caso, aunque nuestros conocimientos nos permitan mejorar la probabilidad de acertar, esta sigue siendo lo suficientemente baja como para que sea muy difícil conseguir un pleno.

El caso de la ruleta es diferente, ya que se trata, en principio, de un juego de puro azar. En este caso tenemos 37 posiciones idénticas. Por tanto tenemos una posibilidad entre 37 de ganar. Cada partida es independiente, por lo que el resultado del juego es independiente de los resultados de unas pocas partidas anteriores. En particular, que una serie de números haya salido con mucha o poca frecuencia en una serie de partidas no influye sobre los resultados del siguiente juego.

En el caso de la quiniela, la victoria es francamente improbable

Es fácil calcular cuántas partidas tiene que jugar uno para encontrar una probabilidad ligeramente superior al 50% de ganar al menos una. La probabilidad de fallar en nuestra predicción en una sola partida es 36/37, y tenemos que multiplicar este número por sí mismo 'n' veces el número de partidas que vamos a jugar para calcular la probabilidad de fallar en todas las apuestas. La probabilidad de que acertemos al menos en una apuesta será la probabilidad de que este último evento no ocurra. Lo que nos lleva a que n=26.

Otro tipo de apuestas en la ruleta, como par o impar, o rojo o negro, incrementan, como es obvio, las posibilidades de éxito. En cualquiera de estos casos de probabilidad es 18/37. Esta probabilidad se aparta ligeramente del 50%, ya que existe el 0 en las ruletas, que los casinos introducen para garantizar un margen de beneficios a largo plazo.

Cuando consideramos una ruleta en concreto, puede darse el caso de que algún tipo de deficiencia física de la misma modifique ligeramente las frecuencias de aparición de algunos números. El estudio sistemático de estas deficiencias ha hecho que ciertas personas en el pasado hayan sacado partido de las mismas para conseguir un beneficio a largo plazo jugando a la ruleta. Por supuesto, los cambios en las probabilidades que aparezcan por defectos físicos de la ruleta serán diferentes en ruletas de distinta factura.

Los casinos introducen el 0 en las ruletas para garantizar un margen de beneficios

Además de estas apuestas sencillas, uno puede llevar a cabo estrategias más complicadas. La quiniela admite apuestas dobles y triples, que se pueden combinar de múltiples formas con las sencillas. Las posibilidades de apostar en la ruleta son enormes, y las combinaciones van mucho más allá de lo que hemos descrito en este breve artículo. En todos los casos, las correspondientes probabilidades se pueden calcular de forma sencilla, generalizando los argumentos que hemos descrito aquí.

Una última observación es que en ambos juegos el dinero repartido en premios es inferior al dinero recaudado. Por tanto, mantener una estrategia de juego puramente aleatoria por tiempos largos conduce generalmente a una pérdida sistemática de capital. La única excepción se produce si se obtiene un premio lo suficientemente alto como para compensar todas las pérdidas pasadas e incluso las futuras, si se continúa jugando.

Cuando se dice la famosa frase '¡Espero tener suerte!' puede tomarse de forma literal, porque acertar en estos juegos de azar, resultar ganador, es realmente improbable. Sí, claro, suele tocar, pero a una persona de las muchas que juegan cada vez Si fuese fácil o hubiese una estrategia o un truco mágico, todos ganaríamos, lo que desvirtuaría el juego e incluso llevaría a la casa a la bancarrota, terminando con la posibilidad de seguir jugando.

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