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El PP vasco trata de cerrar 'in extremis' su crisis a dos días de su encuentro con Rajoy

ANA PARDO DE VERA

Según se acerca la fecha del Congreso Extraordinario del PP vasco (8 de marzo), la crisis interna que vive la formación que encabeza Arantza Quiroga -cuyo liderazgo será ratificado precisamente en el cónclave de este fin de semana- parece agravarse. Según ha publicado El Mundo esta mañana y ha ratificado Público de fuentes del PP autonómico, Quiroga lanzó ayer un órdago a la dirección regional y aseguró que dejaría la presidencia del partido si no se respaldaba consensuadamente su propuesta de Comité autonómico.

La crisis del PP vasco comenzó con la decisión de Quiroga de prescindir de Iñaki Oyarzabal como número dos, lo que fue muy cuestionado por la dirección provincial de Álava -que preside el portavoz parlamentario del PP, Alfonso Alonso, un dirigente de mucho peso en el PP nacional- y sólo respaldado abiertamente por el PP de Bizkaia, de donde parte el apoyo más potente a Quiroga. Ésta, finalmente -pero sin consultar a Alonso, que había propuesto como sustituto de Oyarzabal al diputado general de Álava Javier de Andrés-, optó por el concejal del ayuntamiento de Vitoria, Manu Uriarte, para sustituir a su hasta ahora secretario general y miembro del Comité Ejecutivo nacional. Pero Uriarte rechazó el ofrecimiento de Quiroga.

Quiroga tiene ahora poco más de dos días para cerrar una dirección consensuada, antes de que llegue Mariano Rajoy a San Sebastián para clausurar el Congreso y respaldar a Quiroga, con quien el presidente, el Gobierno y el propio PP nacional se han volcado en las últimas semanas para neutralizar las duras críticas de la antigua cúpula del PP de Euskadi (Jaime Mayor Oreja y María San Gil, fundamentalmente) contra la gestión del partido emprendida inicialmente por el expresidente de los conservadores vascos, Antonio Basagoiti -que estará el sábado en el Congreso de San Sebastián-, y continuada por Quiroga y Oyarzabal.

Los presidentes provinciales del PP vasco (Alonso, Borja Sémper en Gipuzkoa y Antón Damborenea, en Bizkaia) se han comprometido con su presidenta a tratar de alcanzar un acuerdo, aunque a nadie se le escapan las dificultades por las heridas abiertas.

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