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El Prado pone en su sitio a los Borbones

Tras seis años en el depósito, los retratos reales de los pintores franceses del siglo XVIII vuelven al Museo en la primera fase de la reorganización de la colección

ISABEL REPISO

La primera fase de la reordenación de la colección del Museo del Prado se hizo pública ayer con la reubicación de los retratos de los primeros Borbones, tras un exilio en el depósito del museo que ha durado seis años. Desde hoy pueden verse en la sala que antes ocupaban los fusilamientos, y que originalmente era el antiguo gabinete de descanso de los reyes. Las citadas obras de Goya se expondrán a partir de ahora en la planta baja, junto a las pinturas negras, completando la visión de la pintura española del siglo XIX. La reordenación de la colección se inscribe en el Plan de Actuación 2009-2012, en el que también se ha previsto un incremento de la entrada en taquilla de dos euros y una rebaja de la anticipada telefónicamente o por Internet.

Miguel Zugaza, director del Prado, elogió la fructífera cooperación con el Louvre en materia de exposiciones temporales y cesiones. Respecto al primer capítulo, anunció que ambos museos compartirán tres exposiciones temporales hasta 2012. 'Es un día muy especial para la relación de nuestros dos países', dijo en alusión a la visita del presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy que, en la tarde de ayer y acompañado por Carla Bruni, visitó El Prado junto a Juan Carlos I y
la reina Sofía.

La familia de Felipe V (1743) de Louis-Michel Van Loo es el gran protagonista de una sala que acoge otros seis cuadros y que sintetiza el retrato borbónico del siglo XVIII a manos de los pintores franceses. Completan la sala Nicolas de Largillièrre (Mª Ana Victoria de Borbón, 1724), Hyacinthe Rigaud (Louis XIV, 1701), Jean Ranc (Felipe V a caballo, 1723), Louis de Silvestre El Joven (Mª Amalia de Sajonia, 1738), Antoine François Callet (Louis XVI, 1778) y Michel-Ange Houasse (Luis I, príncipe
de Asturias, 1717).

La subida al trono de Felipe V en 1700 supuso un cambio en la estética de la corte, que se afrancesó, pasando de la corriente intimista y severa, de hondura psicológica y vocación realista de la dinastía de los Habsburgo, a un gusto desmesurado por lo simbólico y la pompa. De ahí, por ejemplo, que Van Loo sitúe a la familia de Felipe V 'sobre un espacio inventado, de inspiración italiana', explicó Juan Luna, especialista del Prado.

De dimensiones tan ambiciosas como la revolución que acabó en Francia con los parientes de Felipe V, la pintura de Van Loo retrata a 14 personajes de la realeza. 'Aprovechó retratos que le enviaron, porque no todos los retratados estaban en Madrid', precisó Luna. El retrato de un Felipe V agotado tras 43 años de reinado contrasta con el de una Isabel de Farnesio en plenitud de facultades.

Impacta el retrato de Luis XIV, de Rigaud -pintor de corte por antonomasia (también retrató a Luis XV, Felipe V y Augusto III)-, porque lejos de ser representado como el prototipo del poder absoluto, evoca en él rasgos militares para poner de manifiesto su 'disposición a defender el trono de Felipe V'. De hecho, Rigaud influyó en la pintura de la corte del siglo XVIII. Demasiado viejo para viajar, fueron sus discípulos los que acudieron a Madrid. En 1715 lo hizo Houasse, que fue retratista de los reyes durante siete años. Aunque su austeridad formal no terminaba por cuajar en la corte. En 1722 Ranc, sobrino de Rigaud, se desplazó a Madrid, donde uno de sus primeros encargos fue el retrato del infante Carlos III. Van Loo se sumó a la capital en 1737, tras la muerte de Ranc dos años antes. Tras la época dorada de este, la influencia francesa merma poco a poco debido a Fernando VI y Carlos III, que imponen el canon procedente de Italia.

Henri Loyette, director del Museo del Louvre, se lamentó de que la institución que representa haya trabajado hasta el momento más con EE UU que con Europa, hecho que calificó de 'lamentable'. También lamentó la ausencia en la colección del museo parisino de maestros como Velázquez. Si bien el punto optimista lo encontró Zugaza, quien se felicitó por el grado de 'autonomía jurídica' alcanzado por ambos museos.

La primera de las muestras concebidas dentro de la programación de exposiciones temporales será Turner y los maestros, que arrancará en la Tate el 23 de septiembre de este año y llegará a Madrid en 2010. La muestra incluirá un centenar de obras, entre las que se cuentan ejemplos de Canaletto, Ruisdael, Van de Velde, Rubens y Rembrandt. En 2011 se estrenará El paisaje clasicista en Roma, que itinerará en París y Madrid, y mostrará el desarrollo del paisaje desde finales del siglo XVI a mediados del XVII, con pinturas de Paul Brill, Annibale Carracci, Claudio de Lorena y Poussin. 'En ella veremos la conversión del paisaje en género autónomo', precisó Vincent Pomarède, conservador del departamento de Pintura del Louvre.

Ya en 2012 Madrid acogerá El último Rafael, centrada en la producción del artista al servicio de los Papas Julio II y León X, de 1508 a 1520, año de muerte del artista. Si bien, Gabriele Finaldi, director adjunto del Prado, no descartó prolongar la colaboración entre ambas pinacotecas hasta 2013. Paralelamente a estas exposiciones, el Louvre potenciará una red de investigación que le permitirá ahondar en su colección de pintura española, especialmente en los dibujos del siglo XVI, y que le llevará a estrechar lazos con otras instituciones. 'Reescribir la historiografía es la labor fundamental de todo museo', justificó.

Gabriele Finaldi, director adjunto del Prado, presentó La obra invitada como un proyecto pensado para que una obra ajena al Prado se exhiba previo préstamo y 'pueda sentirse como en su casa, al tiempo que nos hace reflexionar sobre la colección permanente'. Por su parte el director del Louvre, Henri Loyrette, elogió la iniciativa porque 'con ella el museo no sólo vive al ritmo de las exposiciones temporales, sino que también profundiza en su colección permanente'.

Loyrette manifestó su voluntad de intercambiar la cesión temporal de la Magdalena penitente con una obra del Prado, posiblemente de Velázquez, pintor 'que en el Louvre falta cruelmente'. Este particular fue confirmado por Vincent Pomarède, de la pinacoteca francesa: 'Tenemos un acuerdo de principio pero aún no hemos precisado qué obra será. La idea es rellenar las lagunas de la colección de pintura española del Louvre', aclaró.

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