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En primera persona

El grado de inserción laboral en un centro de Mijas alcanza el 100%.  Para Francisco, los cursos de desempleados no sirven para conseguir trabajo

Clases prácticas con empleo incluido

De Andalucía a Alemania. El rumbo de Marta Castellano, de 24 años, puede cambiar a final de este año. Esta joven, que recibe un curso de gestión hotelera financiado por la Junta de Andalucía, está a la espera de recibir una beca para trabajar en un hotel germano destinada a los alumnos con mejor expediente. 'Es mi sueño, he estado estudiando durante cinco años alemán y espero que me la den', afirma.

El curso es impartido junto a otras diez especialidades más por el Centro Andaluz de Formación Integral de las Industrias del Ocio, en Mijas (Málaga). 'Las clases son eminentemente prácticas para que el alumno esté perfectamente capacitado para enfrentarse al mercado laboral y, por ello, ofertamos prácticas tanto en la escuela como en hoteles del resto de España y el extranjero', explica Francisco Berrocal, uno de los profesores del centro. De hecho, el grado de inserción de estas personas desempleadas, según la Junta, asciende casi al 100%.

'Estoy descubriendo aspectos de esta profesión que no conocía', añade Marta, que estudió Turismo. Sólo entre mayo y junio, el centro ha recibido 500 solicitudes. 'Es evidente que la actual situación facilita el deseo de los desempleados por formarse', concluye la directora académica, Esther Pinto. / O.C.

'Una carrera sería el mejor cursillo'

Francisco es comercial de productos informáticos. Tiene 27 años y nunca, hasta que le despidieron hace año y medio, le había faltado trabajo. “Hay muy poca demanda. Donde estaba trabajando ya hacía mucho que apenas vendíamos. No consigo nada en ningún lado”, se lamenta.

Hizo un curso de programación de páginas web en septiembre del año pasado, que le ha servido “más en lo personal que en lo profesional”, asegura, ya que no ha podido conseguir un trabajo. “Yo sabía programar un poco y aprendí cosas que me interesaban”, dice. El problema, para Francisco, es que le falta formación.

“Dejé los estudios cuando era un chavalín y no me fue mal trabajando”, asevera, pero ahora, con la crisis, “hay licenciados de informática ocupando puestos que antes se hubieran negado a hacer y los que estamos por debajo, nos vamos al paro”. Francisco se lamenta de haber dejado los estudios: “Una carrera sería el mejor cursillo”, afirma.Francisco tiene planes de realizar algún curso de otro sector, “para tener más posibilidades de encontrar trabajo”.

Sin embargo, no se muestra muy confiado en que los cursos sirvan para mucho. “A mí no me han servido para nada, de momento, y tampoco conozco a nadie al que le hayan servido”.  / J.M.

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