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Una productora dice que el precio de la leche no da para pagar el pienso

EFE

"Las más cariñosas son la Cora y la Navarra", explica Maruxa en la cuadra, mirando hacia las dos enormes vacas pintas. "Todas son diferentes y tienen su carácter: si las tratas con cariño, cariño te tienen". Maruxa comparte un problema crítico con otras 13.000 explotaciones gallegas: le cuesta más producir la leche de lo que la industria le paga por ella.

La mitad de las explotaciones lecheras del Estado están en Galicia, pero la situación de los ganaderos gallegos, como advierten desde hace años los sindicatos agrarios, roza la ruina. No se consiguen cubrir los costes de producción, y el endeudamiento de los productores, que motivó las grandes tractoradas del pasado mes de julio en Compostela y Lugo, "es insostenible".

María Josefa López explicó a EFE que comenzó a vender la leche de sus vacas a la industria láctea en 1983, pero lleva trabajando con la tierra y los animales sesenta y dos años, en la pequeña aldea de Angumil, a unos treinta kilómetros al este de Compostela. Sólo el perro y la vaca tienen nombre propio en el rural gallego, y Maruxa reconoce a todas y cada una de las suyas: Sura, Lucera, Linda, Xovenca....

Cora, Navarra, y el resto de sus compañeras mastican hierba seca mezclada con algo de silo. "Hace cuatro meses que no compramos nada de pienso, las estamos sosteniendo con el maíz de nuestro hórreo, porque si tuviésemos que pagarlo, agotaríamos el dinero de la leche sólo en el pienso. Las pobres vacas lo están pasando tan mal como nosotros, están muy decaídas, pero tenemos que reducir el pienso".

La vaca frisona pierde mucha grasa en la leche, por eso necesita ingerir una gran cantidad de pienso y lograr sostener su propio peso. Pero Maruxa, a la que pagaron 0,17 euros por litro de leche el pasado junio, no puede afrontar el pago de la comida de sus propios animales. "Por esos céntimos, ni pones el pie en el portal de la cuadra. Bajaron el precio de la leche, pero no bajaron el precio del resto".

"El resto" son todos los gastos de mantenimiento de la explotación: gasóleo, pienso, veterinarios, permisos, electricidad, laboratorios, maíz, medicinas, maquinaria. El ganadero afronta los gastos a ciegas: "solemos cobrar la leche un mes después de la recogida, y no sabemos a qué precio pagarán la leche que ya has vendido, ni cuándo la pagarán. Estamos más que atados, con una cadena al pie, no puedes moverte, hacer planes, ni disponer de nada".

"Llevamos muchos, muchos años, pidiendo un precio mínimo, pero cada vez nos han hecho una trampa en algún lado", dice del acuerdo que puso fin a las movilizaciones agrarias del mes pasado. La industria láctea se comprometió a pagar un precio mínimo de 0,31 céntimos por litro de leche, pero Maruxa es escéptica. "Ya nos pondrán pegas por un lado y por otro, que si células somáticas, que si falta grasa... empezarán a rebajarte y estaremos en la misma historia".

Recuerda con preocupación que "en enero de hace dos años subieron mucho el precio de la leche, de golpe, pero a la vez nos subieron también el pienso y los abonos, así que nos quedamos igual". Teme que la situación se reproduzca de nuevo. El acuerdo regula el precio de la leche, pero nada dice de los costes de "el resto".

Mira de nuevo a sus dos vacas favoritas, y dice que le parece "increíble" que "nos pagaran mejor la leche hace 25 años que hoy". Cora, Navarra y el resto de sus compañeras siguen masticando en la corte. Ni la hierba seca consigue mantener su cuerpo, ni lo que pagan por su leche llega para comprarles pienso.

Javier Ramos Vieiro

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