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El pulso tecnológico de la música

Bmat desarrolla software musical intuitivo, capaz de entender, reconocer e interactuar con la música como lo haría un humano

PEPE ESCOBAR

La imagen de Sylvester Stallone en el personaje de Rocky corriendo a ritmo de Gonna Fly Now, de Bill Conti es ya un icono de la historia del cine. Pero sobre todo, su banda sonora se ha convertido en todo un himno para los que buscan motivación a la hora de lanzarse a la carrera.

Porque a nadie se le escapa que no hay nada que motive más a un deportista que una buena banda sonora. Claro que lo de hacer dinero con ello es otra historia. Por ejemplo, la historia de Àlex Loscos, Pedro Cano y Salvador Gurrera. Tres emprendedores catalanes que hace cuatro años fundaron Barcelona Music & Audio Technologies (Bmat), una empresa de tecnología musical que ha desarrollado, entre otros productos exitosos, Bodi Beat: un reproductor mp3 que sincroniza la selección de canciones con el ritmo cardiaco del corazón mientras se hace deporte; un producto que, según explican sus creadores, 'se ha comercializado en Estados Unidos y Japón, además de en el mercado europeo'.

Fue la primera 'spin off' de la Universitat Pompeu Fabra

Una de las claves de ese éxito fue que el trabajo de programación musical de estos emprendedores estuvo impulsado desde su origen por la multinacional Yamaha. 'En el año 2003, cuando aún estábamos en la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, Yamaha nos financió la investigación de un software capaz de reproducir, con toda fidelidad, la voz de cualquier cantante', recuerda Loscos. El programa se llamaba Vocaloid y hubo quien, con la moda de las Spice Girls, quiso sacar una banda virtual basada en sus voces, según recuerdan sus creadores.

Bmat surgió de un grupo universitario de investigación en tecnología musical. 'Fuimos la primera spin off que salió de la Universitat Pompeu Fabra en 2006. Ahora es bastante común que proyectos como el nuestro, salido de un grupo de investigación universitario, acaben siendo empresas. Hace cuatro años no era nada habitual', señala Àlex Loscos.

Desde entonces se han especializado en desarrollar software musical intuitivo. Es decir, una tecnología que hace que las máquinas sean capaces de escuchar, entender, reconocer e interactuar con la música de igual manera que lo haría el ser humano.

El 85% de sus ventas se genera en mercados internacionales

Bmat dedicó sus primeros dos años de vida como empresa a desarrollar productos con los que presentarse al mercado formado por un variado espectro de potenciales clientes: discográficas, editoriales, agregadores, tiendas de música en internet, plataformas de medios digitales e incluso sellos discográficos independientes. La última de sus creaciones es una plataforma (estilo Spotify) que puede proponer canciones en función del estado de ánimo. 'El parecido musical con un grupo o con un cantante famoso puede servir para que un sello musical independiente pueda gestionar su catálogo sin depender, para ello, de las discográficas', explican.

Su éxito les ha permitido vender en todo el mundo y apoyarse en sus clientes para crecer, evitando así uno de los principales problemas de las pymes: tener que recurrir a inversores externos.

Ahora, sus principales clientes se encuentran en Gran Bretaña, Alemania, Italia, Japón, India y la costa este de EEUU. En total, el 85% de sus ventas se registra fuera de España.

Su intención es que siga siendo así. Por eso se han decidido a abrir una oficina en el corazón mundial del desarrollo tecnológico, en el Silicon Valley californiano, para que les conozcan. 'Allí tienen una tradición tecnológica que nosotros no tenemos. Es normal que desconfíen. Pero si el producto es bueno, como creemos que es en nuestro caso, un socio local te allana bastante las cosas', asegura el equipo.

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