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Lo que queda del sueño de Obama

Aniversario. Hoy se cumple un año desde la victoria del primer presidente de raza negra de la historia de EEUU

ISABEL PIQUER

El próximo 10 de diciembre, Barack Obama viajará a Oslo para recoger su Nobel de la Paz, un premio a la esperanza que despertó su elección hace un año, esperanza que, tras ocho meses en el poder, lucha por mantenerse viva. 'Nunca nos olvidamos de lo que nos impulsó a presentarnos', recordaba estos días David Plouffe, director de la campaña electoral del ahora presidente, 'Como decía Barack, el sueño por el que habían luchado muchas generaciones se estaba perdiendo'.

¿Qué queda ahora del sueño? Después de su aplastante victoria, Obama se enfrenta a un panorama más duro del de aquella noche de triunfo, inusitadamente templada para un mes de noviembre en Chicago, donde todo parecía posible.

Con motivo del aniversario y coincidiendo con las elecciones locales de ayer, numerosos análisis, documentales y libros han desmenuzado estos primeros meses de poder. Y aunque todos aseguran que es demasiado pronto para juzgar, las valoraciones han sido generalmente negativas: los demócratas liberales porque Obama no ha hecho suficiente, los moderados porque no saben muy bien dónde están y los republicanos porque piensan que el presidente quiere 'sovietizar' EEUU.

“Me pregunto qué pensaría el candidato Obama del presidente Obama. Miraría lo que está haciendo la Casa Blanca y se preguntaría ¿Y eso es para lo que mis simpatizantes han trabajado tan duro?”, se preguntaba ayer Arianna Huffington en la página web que lleva su nombre, haciéndose eco de la decepción progresista.

“Con todo lo fluida que fue la campaña electoral, uno de se pregunta si esta confianza y concentración siguen existiendo en el Despacho Oval”, añadía Howard Fineman desde las páginas de Newsweek. En el frente económico, el país salió oficialmente de la recesión la semana pasada, cuando el PIB creció por primera vez (un 3,5%) desde diciembre de 2007, una buena noticia que deslucieron la peor cifra de paro en 26 años (9,8%) y un mercado crediticio todavía atrofiado por la crisis.

“Me pregunto qué pensaría el candidato Obama del presidente Obama'

A finales de la semana pasada, el equipo de Obama aseguró que el plan de rescate económico, los 787.000 millones de dólares aprobados en marzo, ayudó a crear o mantener 640.000 empleos, una gota de agua en el marasmo de siete millones de puestos de trabajo perdidos en dos años. Su popularidad ha bajado respecto a los niveles estratosféricos del año pasado pero sigue siendo respetable: 50% a favor y 39% en contra, comparados con el 70% tras las elecciones. En ciertos temas, como Afganistán, el descalabro es mayor: 56% en contra y 42% a favor, según datos de la CNN.

La batalla por la reforma del sistema de salud está atascada en el Congreso, aunque ha despuntado en esta última semana ahora que los demócratas parecen decididos a renunciar al aura de bipartidismo ante la ferocidad de los ataques conservadores. Enzarzado en esta batalla, que quiere ganar antes de finales de año, Obama ha dejado de lado otros temas, sobre todo el medioambiental. The New York Times resumía ayer las inquietudes del electorado moderado que decidió dar un salto ideológico y apostar por un candidato atípico.

Todos mis amigos republicanos e independientes se están preguntando por qué lo hicieron. Yo todavía no he llegado a eso pero mucha gente sí” decía Pauline McAreavy , en Iowa, el estado que dio a Obama la victoria en las primarias demócratas que le lanzó en la carrera presidencial. McAreavy, preocupada por perder su seguro médico con la reforma sanitaria y por una guerra en Afganistán en la que podría luchar su hijo, alistado en la Guardia Nacional, es una de las votantes que Obama deberá reconquistar en las elecciones parlamentarias del año que viene si quiere que se cumpla el sueño de su victoria.

Fue el primer momento realmente internacional de Barack Obama, en el G-20 de Pittsburgh, el 25 de septiembre. No eran aún las nueve de la mañana y el presidente lanzaba su primer ultimátum. Flanqueado por Nicolás Sarkozy y Gordon Brown, Obama acusó a Irán de ocultar la construcción de una planta de enriquecimiento de uranio y amenazó con endurecer las sanciones si Teherán no cumplía las resoluciones de la ONU.

Mes y medio y varias reuniones esperanzadoras pero infructuosas más tarde, las cosas siguen igual. Irán no da muestras de querer atenerse a la legislación internacional o, como se está negociando, de enviar su uranio al extranjero para ser enriquecido bajo supervisión de Naciones Unidas. Tres cuartos de lo mismo en los principales temas de política exterior. “Nada está realmente peor que hace una semana, un mes o seis meses –comenta Heather Hurlburt del National Security Network, un centro de análisis demócrata–. Han hecho las cosas fáciles, y de momento han cosechado aplausos y el Nobel; ahora toca lo difícil”.

'Han hecho las cosas fáciles, y de momento han cosechado aplausos y el Nobel; ahora toca lo difícil”

Esta semana, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha tenido que corregir sus declaraciones sobre la política de asentamientos del Gobierno de Benyamin Netanyahu, juzgadas excesivamente proisraelíes por los países árabes. Mientras, las negociaciones están en punto muerto. En su reciente gira por Pakistán, Clinton se dio cuenta de la inmensa ira que habían generado en el país los ataques de los drones (los aviones teledirigidos) en zonas dominadas por los talibanes y en general de cómo Washington gestiona su guerra contra el terrorismo. 

Ahora que Hamid Karzai ha sido confirmado presidente, el Gobierno de Obama, que nunca le tuvo en gran estima, deberá sentar las bases de una nueva relación con Kabul, sobre todo si quiere mandar más tropas a la zona, decisión, que –asegura la Casa Blanca– tardará todavía “unas semanas” en fraguarse.
Ayer, Obama se reunió con la canciller alemana, Angela Merkel, pero si Washington tiene buenas relaciones con Europa, no parece que tenga en cuenta al viejo continente en su visión estratégica global.

Ahí prima China. Y el hecho de que el presidente no recibiera al Dalai Lama hace un mes ha mandado señales confusas. Obama viajará a Pekín la semana que viene. La decisión de abandonar el sistema de radares en la República Checa y Polonia, no ha obtenido contrapartida rusa. De Guantánamo, de momento no se sabe nada. 

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