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Rabia e indignación en la plaza cairota de Tahrir tras el mensaje de Mubarak

EFE

Decenas de miles de manifestantes concentrados en la cairota plaza Tahrir recibieron hoy con rabia y tristeza el discurso del presidente egipcio, Hosni Mubarak, quien afirmó que se mantendrá hasta septiembre, aunque ha traspasado algunas prerrogativas al vicepresidente, Omar Suleimán.

La indignación e incluso los llantos sucedieron al silencio guardado durante todo el mensaje del mandatario, retransmitido por una gran pantalla colocada en la plaza, epicentro de la revuelta popular que comenzó el pasado 25 de enero.

La expectación era enorme ante la posibilidad de que Mubarak anunciara que delegaba el poder en Suleimán, por lo que según hablaba el jefe de Estado aumentaba la decepción en la plaza.

Mubarak anunció que "ha considerado delegar al vicepresidente de la República los poderes y las prerrogativas de acuerdo con la Constitución", pero no dijo claramente que haya renunciado a la Presidencia.

Muchos de los congregados en Tahrir se quitaron los zapatos y los levantaron al aire mostrando la suela hacia la pantalla, un gesto de desprecio en el mundo árabe.

Antes de que acabara el discurso, los manifestantes ya comenzaron a gritar "Vete, vete, Hosni Mubarak", uno de los lemas más repetidos desde el inicio de estas protestas sin precedentes contra el régimen egipcio.

"Esto no nos lo esperábamos, pero nos da igual, porque mañana (Mubarak) volverá a tener al pueblo egipcio en las calles para exigirle que se marche", aseguró a Efe en Tahrir el comerciante Ahmed Merzawi.

En su discurso, Mubarak insistió en que "ha comenzado un diálogo nacional constructivo que ha dado lugar a un acuerdo de principios", que describió como el comienzo del camino para salir de la crisis.

Asimismo, el mandatario manifestó también su intención de reformar cinco artículos de la Constitución y de suprimir un sexto, el 179, para facilitar la "alternancia en el poder" y abrir la puerta al fin de la Ley de Emergencia, vigente desde 1981.

Pero en la plaza Tahrir estas promesas no fueron bien recibidas y comenzaron a alzarse las voces para animar a la gente a que acudiera masivamente a la manifestación prevista para mañana para exigir la renuncia de Mubarak.

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