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Radomir Antic, marcado por los fracasos y los triunfos

Reuters

A pesar de que es relativamente un novato al frente de un equipo nacional, el seleccionador de Serbia, Radomir Antic, ha visto mucho en sus 22 años como entrenador de fútbol.

Antic ha vivido buenos y malos momentos en la Liga española y es el único entrenador que ha estado a cargo de tres de los clubes más grandes del país: Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid.

El ex defensa del Partizán de Belgrado, que también jugó en el Fenerbahçe, el Zaragoza y el Luton Town, consiguió su primer trabajo como técnico en 1988 en el club maño, con el que se clasificó para la entonces Copa de la UEFA tras terminar quinto en su segunda temporada en el equipo. El éxito se vio recompensado con un fichaje por el Real Madrid en 1991, temporada en la que terminó tercero tras remontar desde la mitad de la tabla.

Pero en 1992, en plena temporada, fue despedido pese a que los merengues estaban en lo más alto de la tabla con siete puntos de ventaja, y fue sucedido por el holandés Leo Beenhakker, que perdió el título ante el Barcelona en la última jornada.

Posteriormente, Antic superó las expectativas con un equipo modesto como el Oviedo, en el que estuvo tres temporadas, seguido por el punto culminante en su carrera como entrenador, cuando ganó la Liga y la Copa del Rey con el Atlético de Madrid en 1996.

Este éxito fue seguido por dos temporadas difíciles en el conjunto colchonero en 1999 y 2000, que terminaron amargamente para Antic cuando el equipo del Manzanares descendió a Segunda División y fue despedido a falta de un partido para el final de la temporada.

Antic tuvo momentos igualmente complicados en su segundo periodo en el Oviedo, con el que descendió en 2001, antes de rescatar al Barcelona de una de las peores temporadas del conjunto catalán en 2003. El serbio se hizo cargo de los "azulgranas" cuando estaban en el puesto 15 en la Liga y los llevó hasta la UEFA.

Después de haber mejorado su reputación como entrenador con el Barcelona, se hizo cargo del Celta de Vigo en 2004, pero no pudo salvarlos del descenso y dimitió después de haber ganado sólo siete puntos en nueve jornadas con el club gallego.

Tas su fracaso en el Celta estuvo cuatro años fuera de los banquillos, hasta que se hizo cargo de Serbia en agosto de 2008, después de que los balcánicos no lograran clasificarse para la Eurocopa de ese año bajo la dirección de Javier Clemente.

El puño de hierro de Antic rápidamente dio sus frutos y restauró la disciplina en un equipo que se clasificó para su primer torneo importante como país independiente, después de acabar por delante de Francia en el Grupo Siete en la eliminatoria europea.

El técnico de 61 años se ganó el respeto de los jugadores y la alabanza unánime de los medios de comunicación por su capacidad para cambiar la suerte futbolística de Serbia.

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