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Rajoy desoye una nueva llamada al pacto anticrisis

Fernández de la Vega tacha de 'política de spam' la oposición del PP

G. L. A.

El diálogo de sordos se ha consolidado como seña de identidad de las relaciones entre el Gobierno y el primer partido de la oposición, sin que haya indicio alguno de cambio de actitud para lo que resta de legislatura.

La comparecencia de José Luis Rodríguez Zapatero ante el Pleno del Congreso para informar del último Consejo Europeo dio pie para una breve prórroga del choque de la Conferencia de Presidentes del lunes, que se amplió con la habitual pregunta con la que el líder de la oposición se contrasta los miércoles como alternativa al jefe del Ejecutivo.

Insistió Mariano Rajoy en la necesidad de apretar el cinturón del gasto público y aprovechó el presidente para ofrecer al PP recuperar el diálogo 'para llegar a algún acuerdo por la estabilidad presupuestaria para los próximos meses'. 'Le insto a que trabajemos conjuntamente, a un nuevo intento para el acuerdo en una cuestión que es central', dijo Zapatero a Rajoy.

Argumentó el jefe del Gobierno que el margen para reducir el déficit está en un 50% en manos de las Comunidades Autónomas y de los Ayuntamientos, 'una buena parte gobernados por el PP', mientras que el 50% que corresponde al Estado tiene 'un margen' real del 20%, ya que el otro 30% se destina a la Seguridad Social.

Cierto es que para hacer el llamamiento aguardó el presidente a su último turno de palabra, con el que se cerró el debate europeo, pero ni el líder de la oposición pidió entonces un posible turno por alusiones ni a continuación, cuando abrió la habitual sesión de preguntas con una sobre la situación económica, se hizo eco del ofrecimiento.

Volvieron cada uno a lo suyo. Rajoy volvió a pedir al Gobierno 'controlar el gasto público y reducir la deuda', martilleando en la ineficacia que achaca a un presidente que, en la versión del PP, sólo piensa en 'fotos y propaganda'. Y Zapatero volvió a pedir al PP, con el mismo éxito que minutos antes, 'su apoyo para recuperar el empleo, no sólo crítica', después de emplazarle para 'empezar a reducir el gasto en las Comunidades Autónomas que gobierna', ocho de 17.

Con los terrenos ya marcados, se aprestaron voluntariosas a rematar la faena de sus jefes Soraya Sáenz de Santamaría y María Teresa Fernández de la Vega.

Embistió al cuerpo como acostumbra la portavoz del PP, quien dijo que el Gobierno está en 'el sprint final' de su 'alocada carrera hacia ningún sitio'. En su arremetida, reclamó 'respeto institucional' del Ejecutivo hacia su partido, después de que, a su juicio, el presidente 'faltara al respeto a media España' al acusar de deslealtad a los presidentes autonómicos del PP por su actitud en la Conferencia de Presidentes del lunes.

Respondió Fernández de la Vega que la intervención de la portavoz conservadora resultaba paradigmática de 'una hipocresía insultante' y de una derecha 'sin complejos', que 'gobierna y oposita con la misma soberbia y prepotencia'. Y en tres palabras resumió su diagnóstico de la oposición del Partido Popular: 'Política de spam (basura)'.

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