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Una reforma para modernizar el modelo

¿Por qué hay que cambiar ahora la Ley de Cajas?

El traje legal se había quedado estrecho e impedía a la mayoría de las entidades de ahorro recapitalizarse, lo cual, en las actuales circunstancias (los reguladores y los mercados exigen altos niveles de solvencia), es imprescindible para sobrevivir en el sector financiero.

No. El proceso de fusiones crea un mapa de entidades más robusto y las prepara para salir mejor al mercado, pero además hay que darles la posibilidad de competir en igualdad de condiciones con los bancos. Por eso se les da la posibilidad de captar capital privado.

La nueva ley establece efectivamente diversos caminos para bancarizar las cajas, pero sólo acabarán siendo bancos, o entidades similares, las que así lo decidan. Es una opción.

La nueva ley garantiza que el 50% de los beneficios de la cajas, una vez deducidas las aportaciones a los partícipes, se destinará a la obra social, es decir, a los proyectos locales asistenciales y de apoyo a la cultura y a la educación.

Será un cambio radical en la gestión de las cajas, hasta ahora muy influidas, en general, por las decisiones de las comunidades autónomas. Así ha ocurrido, por ejemplo, en el proceso de concentración del sector, que en muchos casos se ha producido por iniciativa autonómica.

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