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El registro de objetores no es obligatorio

P. RAFAEL / B. TOLEDO

¿Cuándo deja un embrión de ser un conjunto de células para convertirse en un ser humano? Esa es la duda que se planteó un médico de un hospital español, que prefiere no dar su nombre, cuando se preguntó a sí mismo si estaría dispuesto a practicar el aborto. 'Yo creo que, desde el momento de la concepción, es una persona y no tengo derecho a sacarla del vientre de su madre'.

Desde entonces, en muchos años de ejercicio de la ginecología en quirófano, no ha efectuado ni una sola interrupción de embarazo. Ni cuando se demostraba la existencia de una tara física en el feto. A sus argumentos se une su condición religiosa: es católico practicante.

Como él, cientos de ginecólogos se declaran objetores de conciencia. Es imposible saber cuántos porque no hay un registro obligatorio. El resultado, según Carme García, de Iniciativa per Catalunya, es que los médicos hacen una 'interpretación restrictiva de la ley', ya sea por convicción propia o por la presión social de asociaciones antiabortistas. La más conocida es Pro Vida, que resume su postura en una frase: 'Interrumpir el embarazo no es otra cosa que suprimir la vida de un ser humano todavía no nacido'.

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