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El relato de la menor superviviente descarta un crimen en el caso de la familia intoxicada

Los expertos se inclinan por un envenenamiento químico, posiblemente un plaguicida o fungicida, que tras causar la muerte se degrada y desaparece del organismo

EFE

La menor de 13 años que sobrevivió a la muerte de sus padres y hermana , el pasado 14 de diciembre del 2013 en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), no ha aportado datos que permitan sospechar un suicidio colectivo o un crimen por parte de algún miembro de la familia.

Fuentes del caso han informado hoy a Efe que la niña fue interrogada el pasado día 9 por la juez y la fiscal de Alcalá de Guadaíra que llevan el caso y relató las horas previas a la muerte de su familia, tras la cena del 13 de diciembre. De dicho relato se desprende que no ocurrió nada especial ni se produjeron discusiones o incidentes que pudieran hacer pensar en un suicidio colectivo o el deseo de algún miembro de la familia de matar al resto.

La menor superviviente salió aquella tarde y no cenó con su familia, que tomó cazón en adobo y flamenquines, porque esa comida no le gustaba; cuando regresó a casa se hizo un bocadillo de jamón, de ahí que no presentase ningún síntoma. La niña relató a la juez lo sucedido luego a lo largo de la noche, cuando sus padres y hermana comenzaron a vomitar y a sentirse mal y llamaron dos veces a los servicios de emergencias. A la mañana siguiente quedaron ingresados en el hospital de Valme de Sevilla, donde fallecieron a las pocas horas.

Fuentes de la investigación han informado a Efe de que el Instituto Nacional de Toxicología no ha elaborado aún su informe definitivo sobre el tóxico que provocó las muertes, aunque todo hace pensar que se trató de una sustancia volátil, posiblemente un plaguicida o fungicida, que tras causar sus efectos mortales se degrada y desaparece del organismo, por lo que temen que no pueda ser identificada nunca.

Hasta ahora, los únicos resultados se han podido obtener descartando otras sustancias venenosas como metales pesados o cianuro, y los expertos se encuentran a la espera de concluir esos análisis por exclusión, han añadido las fuentes.

Enrique Caño, de 61 años, su esposa Concepción Bautista, de 50, y su hija de 14 años fallecieron el pasado 14 de diciembre como consecuencia, previsiblemente, de los alimentos que consumieron en la cena del día 13. La muerte se produjo por bloqueo de la cadena celular y, por la sintomatología y rápido fallecimiento, los expertos descartan una toxiinfección alimentaria y se inclinan por un envenenamiento químico. También se desconoce si lo ingirieron con la comida o fue por alguna otra vía, como la inhalación. En el domicilio se encontró la etiqueta de un producto utilizado en secaderos de jamones que es otra de las hipótesis abiertas en la investigación.

La Fiscalía de Protección de Menores abrió un expediente sobre la tutela de la otra hija del matrimonio, que fue otorgada a otra hermana mayor de edad, residente también en Alcalá de Guadaíra y fruto de un matrimonio anterior de su padre.

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