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El reparto de camerinos y la posición en el plató se decidieron a cara o cruz

El recinto ferial Ifema se prepara para acoger el primero de los debates.

YOLANDA GONZÁLEZ

El azar va a tener su presencia en el primer debate entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Ha sido una moneda al aire la que ha determinado quién se sentará a la derecha del moderador, que será el actual presidente del Gobierno, y quien se queda con el camerino más cercano al plató: el líder del Partido Popular. Para ser justos, en el próximo debate estas posiciones serán invertidas.

La palabra 'equilibrio' es una obsesión entre el equipo de la Academia de Televisión que ayer se afanaba en poner a punto el plató de Ifema. 'Los tiempos son fundamentales. Ningún candidato puede consumir más del 50% de la duración del debate', explicaba un miembro de la Academia. Para ello, en todas las pantallas que hay instaladas en el plató y en las que van integradas en la mesa, Zapatero y Rajoy sólo podrán consultar los tiempos de los que disponen.

Nada de que sus equipos les chiven datos ni les den consejos: sólo se permitirá la entrada de un asesor de cada uno de los líderes durante los cortes publicitarios.

Estilismo

Casi con total seguridad, los dos líderes políticos ya han recibido recomendaciones de sus asesores a la hora de elegir traje. También vestir el plató es importante. Los responsables de esto, Paco Bello y Manuel Téllez, tuvieron claro desde el principio que lo importante era no restar protagonismo a los participantes y a sus mensajes. Para ello, han optado por beige para la mesa -muy similar a la de los debates franceses-, telas negras y líneas horizontales en gris perla. 'Porque las líneas horizontales dan sensación de infinito', explica Bello.

Ahora, cuando este sótano del edificio sur de Ifema va tomando aspecto de plató,a los encargados de montarlo les preocupa cómo van a hacerlo cuando tengan que trasladarlo para el próximo debate a pocas calles de ahí, al Palacio de Congresos Juan Carlos I.

Uno de los flecos pendientes es la forma en la que los líderes bajarán a la planta -2, donde se celebra el debate. 'En principio pensamos que lo
harán en ascensor, pero los equipos de seguridad tienen la última palabra', explican los organizadores.

Una vez comenzado el debate, el azar pasará a un segundo plano: hay cámaras y micrófonos por duplicado. Para que un fallo técnico no emborrone el encuentro.

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