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Rescatan las memorias de Julián Marías, "Una vida presente", vista a sus 75 años

EFE

El 14 de julio de 1988, al filo de sus 75 años y "lleno de dudas realísimas sobre si sería posible", Julián Marías empezó a redactar sus memorias y, en apenas un año, acabó "Una vida presente", mil páginas para una narración ahora recuperada que él pronosticó "cada vez más esencial y necesaria".

El responsable de revisar los textos ha sido Francisco Javier Jiménez, de Páginas de Espuma, que publica esta obra inencontrable casi dos décadas después de su aparición, "algo precipitada por las prisas de Marías", según dijo a EFE, y lo hace al amparo del Congreso Internacional que intentará, de mañana al sábado, saldar la deuda de la Universidad española con el filósofo y reivindicar su originalidad.

"Desde hacía mucho tiempo había sentido el deseo de escribir unas memorias", señala Marías, quien, según ha recordado a EFE el hispanista norteamericano Harold Raley, amigo suyo en EE.UU., ya mucho antes se propuso una novela, pero abandonó la idea ante la vocación de su hijo Javier.

"Al volver los ojos sobre mi vida la encuentro 'presente'. Pero, a la vez, está ante mi vista ordenada, con sus conexiones, en una compleja e intrincada concatenación... Dicho con otras palabras, tiene 'argumento', es 'una realidad dramática'", indica Marías cuando da cuenta de las razones que le llevaron a escribir estas páginas que recorren tres cuartas partes del siglo XX, con una presencia constante en el mundo intelectual español.

"Marías decía que ésta era su gran obra, la que daría sentido al hilo argumental dramático que fue su vida con sus momentos trágicos -como la guerra civil, la pérdida de su primer hijo o, tiempos después, de su mujer, Lolita-, y al final reconoció que aquí intentó dar un aporte al sentido del ser humano", explica F.Javier Jiménez.

Para Jiménez, que pertenece a la Asociación Española de Personalismo, corriente filosófica en la que este Congreso plantea dar cabida al pensamiento de Julián Marías, "es una gozada asistir a cómo un pensador se cuenta a sí mismo la gestación de su pensamiento".

"Estas memorias me van a acompañar siempre, van a dar otra configuración a lo que sea el porvenir, si existe", escribió el filósofo (1914-2005) sobre su intento de "hacer explícita una vida, hasta donde sea posible".

Y es que Marías sabía que "la vida humana es siempre arcana, recóndita, misteriosa, no ya para los demás, sino para uno mismo".

"La mía, después de estas páginas, cuya tensión dramática creo perceptible, es un poco menos oculta, más clara, mejor poseída, más mía, y por tanto más verdadera", apuntó.

"Una vida presente" narra los encuentros del filósofo con sus profesores y maestros o los que llegarían a ser sus amigos, García Morente, Zubiri, Gaos, Besteiro, Ortega, Menéndez Pidal, Madariaga, Heidegger y Gabriel Marcel, pero también de su vida familiar, vertebrada por su mujer y sus cinco hijos: Julián, Miguel, Fernando, Javier y Alvaro.

La muerte de Julianín, con cuatro años, "introdujo un corte en nuestra vida cotidiana", la tristeza "casi nos impedía respirar", "la disimulábamos por el pequeño Miguel, pero no lo conseguíamos", escribe sobre su "Vida compartida".

Un capítulo en el que recuerda cómo al llegar los niños, uno tras otro, "Lolita se dedicó a ellos con una entrega ilimitada que alarmaba un poco a Ortega, pues dejó de enseñar y casi enteramente de escribir".

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