El cineasta británico Guy Ritchie y la cantante estadounidense Madonna afirmaron hoy en un comunicado que están "contentos" con su acuerdo de divorcio, que, sin embargo, no asciende a las cifras difundidas hace unos días.

En la nota, emitida por el publicista de Ritchie, la pareja sostiene que "los detalles financieros del acuerdo" permanecerán en privado, y aclara que las cantidades que se difundieron a la prensa el pasado lunes son "inexactas y erróneas".

Ese día, la publicista de Madonna, Liz Rosenberg, emitió un comunicado en el que se afirmaba que la artista pagaría a Ritchie entre 49 y 60 millones de libras (entre 53,3 y 65,2 millones de euros) como parte del acuerdo suscrito por ambos en noviembre.

Rosenberg comentó incluso que la cifra final, que se abonaría en efectivo y en propiedades en el Reino Unido, supondría "una de las mayores indemnizaciones jamás pagadas" en casos de divorcio.

En su escrito de hoy, la pareja, que contrajo matrimonio en Escocia en el 2000, recuerda que en los últimos meses ha intentado mantener "un silencio digno" sobre los detalles de su separación, pese a "aceptar el obvio interés de los medios".

Tras aclarar que los datos difundidos el lunes son erróneos, ambos subrayan que están "contentos" con el verdadero acuerdo, que no piensan hacer público.

"Nuestra principal preocupación, como en el caso de cualquier padre, es el cuidado y bienestar de nuestros hijos", añaden.

Un juez de familia de Londres concedió el pasado día 21 el divorcio preliminar a Madonna y Ritchie por la vía rápida, en una sentencia que habrá de ratificarse en la primera semana de enero.

Días después se conoció que la cantante alegó comportamiento "poco razonable" por parte de Ritchie como motivo del divorcio.

En una declaración enviada desde Beverly Hills (EEUU) al juzgado del distrito de High Holborn (en el centro de Londres) que tramitó la demanda de divorcio, la cantante certificó que hace más de seis meses que no convive con Ritchie.

El juez Philip Waller, que dio el visto bueno al divorcio, expresó su satisfacción por no haber tenido que intervenir más allá de la ratificación de la demanda, lo que los medios británicos interpretaron como la confirmación de un arreglo amistoso.