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El rock de los Arctic Monkeys conquista el Palacio de Vistalegre de Madrid

EFE

Elevados a los altares como último fenómeno del rock británico, los Arctic Monkeys pueden presumir de una trayectoria meteórica que esta noche visitó el Palacio de Vistalegre de Madrid, donde once mil espectadores se reunieron para disfrutar con las pegadizas melodías del grupo inglés.

Restaba más de una hora para que el conjunto formado por Alex Turner, Jamie Cook, Mat Helders y Nick O'Malley saltara al escenario, pero el gentío congregado ya había colapsado la entrada que daba acceso a la pista, una suerte de El Dorado al que todo bicho viviente trataba de llegar para observar de cerca el discurrir del recital.

El respetable, finalmente, se acomodó donde pudo. Pasillos, escaleras o los burladeros que rodean el coso de la plaza taurina; cualquier lugar era bueno con tal de ver en acción al grupo que hoy presentaba en directo su último disco de estudio, "Humbug".

El maremágnum previo no invitaba al optimismo en cuanto al cumplimiento de los horarios, pero procedencia obliga, y a las diez en punto los Arctic Monkeys surgían de entre una nube de humo para hacer sonar el despertador y arrancar su actuación al ritmo de "Dance little liar", una de las piezas de su último trabajo.

"Hola, somos los Arctic Monkeys", saludó en castellano el cantante Alex Turner antes de que la formación ejecutara "Brianstorm", una composición que transitó a la velocidad del rayo antes de dar paso al ambiente lúgubre que dibujaron los coros fantasmales de "This house is a circus".

Un contundente medio-tiempo instrumental caracterizó "Still take you home", que enlazó con "Potion approaching" y la correcta versión que los Monkeys hacen del tema de Nick Cave "Red right hand".

Tras "My propeller" y "Crying lightning", la formación de Sheffield regaló una emocionante ejecución de "Catapult" como paso previo a los momentos más celebrados de la velada, que llegaron con los éxitos "The view from the afternoon" y "I bet you look good on the dance floor".

La balada "Fluorescent adolescent" inundó de emotividad un palacio que luego saltaría al unísono con las agresivas guitarras de "If you were there, beware" y la fulminante interpretación de "All the pretty visitors".

Un poderoso solo de batería anunció la llegada de "Do me a favour" y el público jaleó con alborozo "When the sun goes down", que precedieron a la melancolía de "Secret door".

La velada encaró su recta final con "Cornerstone" y "505", pareja de canciones que pusieron el broche a un concierto que si bien sólo se extendió por espacio de noventa minutos, dejó exhaustos a los aficionados.

Los Arctic Monkeys continúan ahora su gira mundial en Barcelona, donde actuarán este sábado en el Palau Sant Jordi en un evento cuyas entradas se agotaron hace meses.

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