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Sarkozy, hospitalizado tras sufrir un desmayo mientras hacía deporte

El presidente de Francia es hospitalizado tras caer fulminado cuando hacía ‘jogging’ en Versalles.

ANDRÉS PÉREZ

Se acabó el hiperpresidente hiperactivo. Nicolas Sarkozy cayó fulminado ayer en los jardines de Versalles cuando terminaba con apuros un jogging excesivo hacia las dos de la tarde, a más de 30º de temperatura. Algo pasó en su nervio vagal, el que rige las relaciones entre el cerebro y el ritmo cardíaco. El jefe de Estado se desplomó y tuvo que ser evacuado en helicóptero a un hospital militar de París, el Val-de- Grâce, donde fue ingresado y está sometido a exámenes.

Con cuentagotas podían medirse ayer los comentarios y comunicados oficiales del equipo del presidente acerca de lo ocurrido entre las 13.00 y las 13.50 de la tarde en el palacio de Versalles. Allí se encontraba la pareja presidencial terminando el fin de semana en la residencia de La Lanterne, como es costumbre de Nicolas Sarkozy. Como también es habitual, emprendió con varios guardaespaldas uno de los joggings que le suponen tanto esfuerzo. Cayó hacia el final.

“Mientras hacía deporte, el presidente de la República sufrió hoy un desfallecimiento. Inmediatamente, fue atendido por su médico. Actualmente es sometido a exámenes complementarios”, rezó un comunicado oficial del Elíseo.

A esa utilización oficialísima del término “desfallecimiento”, se sumaron luego un par de comentarios tranquilizadores más de colaboradores del presidente. No sólo fue un mero “desfallecimiento”, sino además, “menor”. El presidente, en el hospital, “va bien” y “habla normalmente”, completó el secretario general del Elíseo, Claude Guéant. No obstante, iba a permanecer ingresado durante la noche

Sarkozy prometió en su campaña presidencial de 2007 publicar con regularidad boletines sobre su estado de salud

Los periodistas de la oficina de la AFP situada en el interior del Elíseo pudieron escuchar un término médico: el presidente fue víctima, mientras corría, de un “síncope vagal”. Algo más, y de consecuencias más importantes, que un simple mareo.

De ahí que el presidente no sólo fuera “atendido por su médico”, como decía el comunicado oficial. Fue evacuado por helicóptero desde Versalles hasta el selecto centro militar de Val-de-Grâce, al sur del barrio latino de París. Un hospital en el que todo, absolutamente todo, lo que ocurre es secreto de Estado.

Sarkozy prometió en su campaña presidencial de 2007 publicar con regularidad boletines sobre su estado de salud. Era una manera más de darse aires de rupturista, en un país donde los secretos de Estado sobre la salud del presidente son la norma desde Georges Pompidou –que falleció en ejercicio– hasta François Mitterrand, que ocultó su cáncer para ser reelegido en 1988.

Una vez elegido, Sarkozy se abstuvo de cumplir su promesa. En enero de 2008, dos periodistas revelaron que el hiperpresidente había sido internado y operado de un ganglio en la garganta. Hace tres semanas, se le efectuaron pruebas cardiovasculares y tests sanguíneos que, según el Elíseo, “se revelaron normales”.

El “síncope vagal” que ha metido en cama a Sarkozy, y que podría obligarle a tomarse más descansos, llega en el momento más oportuno. El presidente estaba completando su muda desde su fase más hiperactiva hacia una pose más clásica presidencial pomposa. Los comentaristas políticos franceses destacaron hace unos días que, contrariamente a su costumbre en años anteriores ante sucesos similares, Sarkozy no se personó en Marsella tras el gravísimo incendio forestal causado esta semana por la Legión Extranjera.

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