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A. Saudí y los países árabes imploraron a EEUU a aplastar el programa nuclear iraní

EFE

La preocupación que genera el programa nuclear iraní entre los países árabes, incluida Arabia Saudí, es tal que estos Gobiernos imploraron a EE.UU. que aplastara ese programa mientras aún hay tiempo, revelan los cables diplomáticos estadounidenses filtrados ayer por la página de internet WikiLeaks.

Según publica el diario "The New York Times", una de la media docena de diarios internacionales a los que WikiLeaks adelantó los documentos, el rey Abdulá de Arabia Saudí -que llegó esta semana a EE.UU. para un tratamiento médico- imploró a Washington que "cortara la cabeza de la serpiente" mientras aún se estaba a tiempo.

Esa petición, según los cables citados por el diario, tuvo lugar en una conversación en 2008 con el entonces embajador de EE.UU. en Irak, Ryan Crocker, y con el general David Petraeus, quien estaba a cargo de las tropas de su país en Irak y actualmente es comandante en jefe de las tropas aliadas en Afganistán.

Otro cable señala cómo el rey Hamad bin Isa al Khalifa de Bahrein, donde EE.UU. mantiene la base de su V Flota, insiste a Washington que el programa nuclear iraní "debe ser detenido". "El peligro de permitir que continúe es mayor que el peligro de atajarlo".

Los cables, explica el diario, exponen también cómo evalúa EE.UU. el programa de misiles iraní y revelan la creencia de Washington de que Irán ha obtenido misiles norcoreanos avanzados que podrían atacar capitales de Europa Occidental o Moscú y ayudarle a desarrollar misiles de largo alcance aún de mayor capacidad.

Los documentos permiten reconstruir también, según el diario, cómo la Administración del presidente George W Bush (2001-2009), lastrada por el peso de la guerra en Irak, tuvo problemas para conseguir la aquiescencia internacional a las más mínimas sanciones contra Irán.

Por su parte, el presidente Barack Obama, que prometió intentar un diálogo con Irán al tiempo que buscaba nuevas sanciones, ha logrado una amplia coalición que ha apoyado medidas mucho más duras contra la República Islámica.

Entre otras cosas, los cables revelan un plan de inspiración estadounidense para que Arabia Saudí ofreciera suministro de petróleo a China, de modo que Pekín tuviera una alternativa al flujo de crudo que recibía de Irán. A cambio, Riad "insistió en compromisos a prueba de bomba de que Pekín se sumaría a las sanciones contra Teherán", describe.

En los documentos queda patente la creencia, según el diario, de que si continúa el Gobierno actual en Irán, este país contará antes o después con una bomba atómica.

Por su parte, el Gobierno de Barack Obama parece dudar de que un ataque militar -una opción preferida por Israel- pudiera cambiar eso.

Uno de los cables más recientes, fechado en febrero de este año, narra un almuerzo entre el entonces ministro de Defensa francés, Hervé Morín, y el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, en el que el galo aborda si Israel podría atacar Irán sin el apoyo de Estados Unidos.

Gates contestó que "no sabía si tendrían éxito, pero Israel podía acometer la operación", indica el diario.

El secretario de Defensa añade que cualquier ataque "sólo retrasaría los planes iraníes entre uno y tres años, pero unificaría a los iraníes para sentirse resentidos para siempre contra quien les atacase".

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