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Secular Galibier

EFE

Cien años después de su primer ascenso, el Tour de Francia rinde homenaje a uno de sus más míticos puertos de montaña, el Galibier, que el año próximo será por vez primera meta de una etapa y que los ciclistas deberán escalar en dos ocasiones.

Si el año pasado los organizadores situaron al Tourmalet como juez de la carrera para festejar el siglo de su primer ascenso, este año el Galibier se llevará todos los honores, bien merecidos, porque es el pico alpino que más veces ha escalado la caravana.

El año próximo lo subirá dos veces más. Una primera en la etapa 18 por su cara más amable, 23 kilómetros de ascenso con una pendiente media del 5,1 por ciento.

Lo afrontarán después de haber subido los terribles Agnel e Izoard y con muchos kilómetros ya en las piernas.

Quien haga allí cima deberá saber que nunca el Tour de Francia había colocado una meta a 2.645 metros de altitud.

Gran homenaje a un puerto de leyenda pero insuficiente para los organizadores, que han querido dar otro regalo al Galibier. Al día siguiente, cuando todavía queden restos de sudor en su asfalto, el pelotón volverá a encaramarse a las faldas del mito.

Será en la etapa reina, la antepenúltima, la postrera oportunidad para que los escaladores afiancen su posición en la general antes de que la contrarreloj del día siguiente en Grenoble deje la clasificación vista para sentencia.

Antes de afrontar sus rampas habrán ascendido el Télégraphe, sus 26,5 kilómetros al 7,1% de desnivel. Luego vendrá el Galibier, esta vez por su cara más dura aunque más corta: 16,7 kilómetros al 6,8%.

Y será sólo un aperitivo, una antesala del plato fuerte. Porque al mito se unirá otro mito, el Alpe d'Huez y sus 21 curvas, tras las cuales se situará la meta.

Será el momento de recordar cómo el Galibier entró en la leyenda, en 1910, cuando los aventureros de la carretera buscaban retos cada vez más duros y encontraron cerca del Aubisque un puerto de dimensiones estratosféricas.

Henri Desgrange y Alphonse Steinès le definieron como la más alta, la más dura y la más fría de las cimas que jamás habían escalado y en su crónica del diario "L'Auto", el creador del Tour escribió: "¿No tienen alas los hombres que se han elevado hasta alturas a las que no llegan ni las águilas?".

Gino Bartali, Bahamontes, Gaul, Merckx, Zoetemelk, Ocaña o Pantani son algunos de los hombres que han dejado su firma en la cima del Galibier, siempre de paso, siempre en busca de otra meta.

En 2011 el ganador levantará los brazos por primera vez y escribirá una nueva página de la historia legendaria de la carrera.

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