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"Con seguridad privada se evitan los secuestros"

Juan Garat. Ex comandante de la 'operación Atalanta' en el océano Índico

ALBERT MARTÍN VIDAL

En su primer día como comandante de la misión de la Unión Europea en el Índico, a finales de 2008, hubo tres secuestros. Con una decena de barcos a su disposición para cubrir dos millones de millas náuticas, comprendió que contra la piratería es imprescindible la cooperación internacional. Ayer habló sobre el asunto en el Centro Internacional de Prensa de Barcelona.

¿Quiénes son los piratas?

Es muy fácil serlo. Sólo hay que tener resistencia, aguantar en el mar. En lo técnico, con unos cuantos fusiles oxidados, un lanzacohetes y un GPS les basta. El gran pirata está en tierra, no se moja, vive cómodamente en una mansión. Es el mafioso que controla la estructura, y él sí es un personaje. No es el que va en el esquife por un pequeño sueldo.

Su modus operandi parece rudimentario.

Absolutamente, pero es un factor de ventaja para ellos. Si tuvieran un armada organizada, con sistemas de mando y control, para nosotros sería más fácil, porque atacaríamos esos centros y podríamos desmantelar la estructura. El problema es que no la tienen, y atajar el problema desde el mar es complicado.

¿Basta con la seguridad privada en los barcos?

Sí, con esta medida se evitan los secuestros, no es necesario usar infantería de la marina: todos los casos que conozco con seguridad privada salieron libres de los ataques. Incluso hubo un caso en que con unas pocas armas cortas y el lanzamiento de sillas y hamacas, un crucero repelió un ataque.

Insiste en que las alianzas internacionales son clave. ¿Es optimista respecto a India, China o Japón?

Se está haciendo un gran esfuerzo desde la Atalanta y junto a EEUU para integrar a estos países y concienciarles. Normalmente sólo velan por sus intereses: el chino defiende al chino, el japonés al japonés... Estamos consiguiendo que se conciencien de que es más eficaz si estamos todos juntos. Además, el mandato de la UE trabaja para cualquier barco, sea cual sea su bandera.

¿Ve posible que la fuerza de la UE llegue a tener más barcos?

Depende de la voluntad política de cada país. Aportan las fuerzas que consideran suficientes según sus intereses. España, con muchos intereses, ha hecho un esfuerzo muy superior al del resto de países. Pero, por supuesto, sería deseable aumentar el número de barcos. Eso dependerá de cómo evolucione el problema. Los países con más sensibilidad y medios tienen que ver que lo que se está haciendo es positivo, el número de ataques y secuestros ha descendido bastante.

¿Qué reforma legal es más urgente para afrontar el problema?

El principal es resolver qué hacer con los detenidos, cerrar acuerdos con los países donde se les puede mandar, pero los pactos suelen ser frágiles. Hay que seguir trabajando en eso porque es el cuello de botella de la operación. La UE habla ahora con Tanzania y Seychelles.

¿Llegará Somalia a ser un Estado capaz de afrontar este problema?

Por supuesto, y en eso se está volcando la comunidad internacional. En apoyar el gobierno de transición, darle confianza para que recupere su capacidad. Para eso se quiere cooperar con su guardia costera y sus instituciones de seguridad.

¿Le parece la pesca en esas aguas una actividad sensata?

No es una pregunta para un militar, pero si los pescadores insisten en ir allí con los problemas que hay y asumen el riesgo, es porque es su manera de ganarse la vida.

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