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La Seguridad Social maneja una hucha de 62.000 millones

El Fondo de Reserva de las pensiones, el cuarto más potente de Europa, crece a buen ritmo

B. C. B.

Aunque en la atmósfera actual parezca imposible, los partidos políticos ya han logrado ponerse hasta dos veces de acuerdo para reformar el sistema de las pensiones. En la primera ronda del Pacto de Toledo, en 1995, los grupos parlamentarios acordaron la creación de una hucha en la que ir ahorrando los recursos del sistema que no se utilizan, y de los que poder echar mano si la Seguridad Social entra en números rojos.

El Fondo de Reserva se creó con la intención de que combatiera 'momentos bajos del ciclo', con la suerte de que se nutrió del mayor momento de bonanza económica de la historia democrática de España. Si se tiene en cuenta que el contexto en el que se creó fue el de una lenta recuperación de una grave crisis económica en el que los estudios pronosticaban la quiebra del sistema en los 20 años posteriores, difícilmente se podían imaginar sus señorías que el fondo se situaría como el cuarto más potente de Europa.

Esta cuenta de ahorro de los trabajadores españoles se creó en el año 2000 con el Gobierno del PP, y en apenas una década ha multiplicado por 100 su dotación, pasando de los primeros 601 millones de euros a los 62.000 millones que gestiona ahora.

Pese a lo abultado de la cifra (equivalente al 6% del valor de la economía española), el Fondo aún no ha alcanzado el suficiente margen de maniobra para suponer un colchón que permita postergar la adopción de más medidas. Con las pensiones y los pensionistas actuales, y en el supuesto de que dejaran de producirse ingresos, el Fondo podría cubrir nueve nóminas de la Seguridad Social (en enero el gasto fue de 6.600 millones de euros). Además, aunque el Fondo siga creciendo, difícilmente lo hará a la misma velocidad que hasta ahora, mientras que el número de pensionistas y, sobre todo, el importe medio de las pensiones, subirá a un ritmo mayor.

En 2009, el supéravit de la Seguridad Social se redujo en un 41%, hasta 8.500 millones. A la bajada en el número de cotizantes se sumaron las concesiones de aplazamientos a empresas que la Seguridad Social ha adoptado como medida especial frente a la crisis. En total, se han aplazado alrededor de 8.000 millones de euros, a los que hay que sumar los impagos que no están recogidos en los planes de pagos por no cumplir los requisitos mínimos.

Aunque se recuperaran estos ingresos y el Fondo retomara la misma velocidad de crecimiento que a principios de la década, para 2023 (fecha en la que se pronostica que la Seguridad Social entrará en número rojos) apenas superará los 90.000 millones de euros. Eso es, pagar un año con las pensiones actuales.

Sin embargo, y según las previsiones, el sistema tendrá durante algo más de diez años (entre el 2035 y el 2045) un pico de gasto elevado, a causa del paso a la jubilación de los trabajadores nacidos en el baby boom de los setenta. Después de este cénit, el gasto comenzará a descender, por la entrada en el mercado laboral de una nueva generación abultada de jóvenes y el fallecimiento de los babyboomers de la posguerra.

El reto es por lo tanto multiplicar el potencial del Fondo de Reserva o, en su defecto, realizar reformas que acorten el periodo de desequilibrio.

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