Un atentado contra la sede en Bagdad de la cadena de televisión Al Arabiya causó hoy seis muertos y una veintena de heridos, al estallar una potente bomba que llevaba un vehículo que logró superar los controles de seguridad.

Entre los fallecidos se encuentran tres guardias de seguridad y una empleada, informaron a Efe fuentes del Ministerio del Interior iraquí, que señalaron además que otras veinte personas resultaron heridas como consecuencia de la explosión.

El ataque, que ocurrió alrededor de las 09.30 de la mañana (06.30 GMT), fue causado por un vehículo que transportaba 128 kilos de explosivos y que logró superar tres puestos de control en el barrio de Al Hareziya, situado cerca de la "zona verde" de Bagdad, que cuenta con estrictas medidas de seguridad, según Al Arabiya.

Los agentes de seguridad que trabajan en los puestos de control encargados de proteger la oficina del canal de televisión aseguraron que el terrorista usó dos vehículos con el objetivo de distraer a la Policía.

De acuerdo con esta versión, el autor del atentado pasó dos veces por el mismo puesto de control: la primera vez conduciendo un vehículo que no transportaba material explosivo, y una segunda al volante del coche-bomba, que era igual que el primero.

Según la cadena de televisión estatal Al Iraqiya, entre los heridos se encuentra el diputado Salam el Zobaei, de la coalición Al Iraqiya, vencedora en las elecciones parlamentarias del pasado 7 de marzo.

El Zobaei, que fue trasladado a un hospital de la capital iraquí, resultó herido cuando se encontraba en su casa, ubicada junto a la sede del medio de comunicación.

Al Arabiya, una cadena de televisión con sede en los Emiratos Árabes Unidos pero de capital saudí, fue creada en marzo de 2003 para competir con el canal qatarí Al Yazira.

Desde el interior de la oficina de la cadena, el corresponsal de Al Arabiya en Bagdad, Tareq Maher, explicó que el atentado, que ocurrió en la entrada de la sede, causó graves daños en el edificio y destruyó totalmente las dependencias de la emisora.

Varios cámaras y reporteros se encontraban en la oficina en el momento del atentado, aunque ninguno de ellos resultó herido, precisó Maher, que explicó que la mayoría de los heridos son empleados de una compañía de seguridad privada.

Además, señaló que la explosión causó un incendio en un edificio colindante y la quema de varios vehículos, lo que obstaculizó el rescate de las víctimas.

Tras el atentado, las fuerzas de seguridad acordonaron la zona y desalojaron el edificio por temor a un segundo ataque.

El mes pasado la dirección del Plan de Seguridad de Bagdad advirtió de que Al Arabiya podía ser objetivo de ataques terroristas, por lo que decidió reforzar la medidas de protección alrededor de la sede de la cadena en la capital iraquí.

Varios documentos hallados por las fuerzas de seguridad y pertenecientes a la red terrorista Al Qaeda detallaban su intención de atentar contra algunos medios de comunicación, entre ellos Al Arabiya.

Desde 2004, varios periodistas de Al Arabiya han sido asesinados en Irak y la instalaciones de la cadena en Bagdad han sufrido diversos atentados.

El ataque más sangriento contra la sede del canal árabe se produjo el 30 de octubre de 2004 y causó siete muertos y veinte heridos.

Desde El Cairo, el secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa, condenó el atentado terrorista, que en su opinión demuestra la fragilidad de la situación y la seguridad en Irak.

"Las diferencias entre este canal y cualquier otra entidad se deberían resolver a través del diálogo y no con explosiones", agregó.

En la última semana, Irak ha sufrido un repunte de la violencia que coincide con los preparativos del Ejército de EEUU para reducir el número de sus tropas en suelo iraquí de 140.000 a 50.000, en cumplimiento del pacto de seguridad firmado entre Washington y Bagdad en 2008.

El atentado de hoy se produce también en un momento delicado para la vida política de Irak porque persiste la incertidumbre a la espera de que se forme un nuevo Gobierno después de los comicios del pasado 7 de marzo, por las discrepancias entre los distintos partidos.