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Silva Sande se desmarca de los GRAPO y admite que eran "terroristas"

EFE

El ex dirigente de los GRAPO Fernando Silva Sande se ha desmarcado hoy por primera vez de esta organización, a la que ha calificado de "terrorista", afirmando: "no soy inocente, porque he sido lo bastante gilipollas para militar en una organización terrorista".

"Hay que tener bastante fanatismo y ser bastante cretino para militar ahí", ha afirmado Silva Sande durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional por la colocación de explosivos en dos torres de transmisiones de Radio Nacional y del Ejército en 1998.

Además, ha explicado que sus declaraciones respecto a la banda eran hoy diferentes a las que venía realizando desde que fue detenido en 2000 porque "entonces todavía tenía fe en la secta y en su líder".

"Hablaba como todos los fanáticos, enajenado", ha afirmado el acusado, que tiene 41 causas abiertas en la Audiencia Nacional, de las que se han derivado cinco condenas que suman un total de 158 años de cárcel, por lo que ha añadido: "no aspiro a nada ni espero nada del futuro, pero ahora me siento más libre que nunca, aunque esté en la cárcel".

Ante estas manifestaciones, otra de las procesadas en la vista de esta mañana, María Victoria Gómez Méndez, que también formaba parte de la cúpula de los GRAPO, le ha interrumpido al grito de "!qué cobarde eres, reconoce tus responsabilidades, cobarde!".

Silva Sande también ha afirmado hoy que el también imputado Manuel Pérez, el "camarada Arenas", era "el jefe, el líder" que presidía todas las reuniones del comando central de la banda, cuya autorización era necesaria para llevar a cabo cualquier acción.

Esta afirmación contradice la del cuarto procesado en el juicio celebrado hoy, Jorge García Vidal, que ha asegurado que en aquella ocasión colocó los explosivos por iniciativa propia y sin tener que pedir ninguna autorización al comando central.

También María Victoria Gómez Méndez ha afirmado que los distintos comandos de la banda tenían autonomía para llevar a cabo las acciones que quisieran sin necesidad de pedir en ningún caso autorización expresa para ello al comité central.

Según el escrito de conclusiones provisionales del fiscal, García Vidal colocó, por orden de sus tres compañeros de banquillo, sendos explosivos en la torre de RNE, situada en el municipio madrileño de Arganda del Rey y en el repetidor del Ejército del Aire, ubicado en la localidad también madrileña de Valdilecha, acción que fue reivindicada por los Grapo en un comunicado al mes siguiente.

El representante del ministerio público pide para los cuatro siete años de prisión por un delito continuado de daños terroristas por estos hechos, al considerar que Jorge García Vidal es su autor material y que Fernando Silva Sande, María Victoria Gómez Méndez y Manuel Pérez "camarada Arenas" son autores inductores a los mismos por su calidad de dirigentes de la banda.

Por su parte, Manuel Pérez, que era en aquel momento dirigente del Partido Comunista de España reconstituido (PCEr), ha negado su implicación en los hechos, insistiendo en que el partido no estaba vinculado con la "lucha armada" llevada a cabo por los Grapo aunque haya una "identificación ideológica" entre ambas organizaciones.

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