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¿Sintomático o circunstancial?

Induráin defiende un déficit de forma de Lance y Delgado lo achaca a una normalidad de carrera

MIGUEL ALBA

La imagen desempolvó viejos recuerdos. 'Armstrong me recordó a cuando me rompí la clavícula derecha en el Tour', asegura Pedro Delgado. Hace ya quince años de aquella caída en la etapa de La Plagne-Morzine, que le obligó a abandonar al día siguiente. Después llegaron más montoneras, caídas, tropezones y codazos que Delgado vivió como espectador activo en el pelotón. 'Las caídas son siempre una circunstancia de carrera. Y la de Armstrong en Castilla y León también lo fue. No creo que su colocación a cola de grupo se explique por la falta de fuerzas, porque kilómetros antes se le había visto en la cabeza', defiende.

Un argumento que difiere de la reflexión de Miguel Induráin. 'Cuando estás bien, libras las situaciones peligrosas a base de fuerza', argumentaba ayer el quíntuple ganador del Tour desde Palencia, donde premió a Contador como el mejor español clasificado en la Vuelta a Castilla y León.

Induráin, que como Armstrong se adjudicó todos sus Tour sin ninguna fisura, defiende una postura inconformista ante la explicación circunstancial del accidente del norteamericano. 'Está claro que esto es un deporte de riesgo y los pinchazos y las caídas están a la orden del día, pero cuando no puedes salir de las circunstancias peligrosas es porque no tienes fuerzas. Por delante, los riesgos se minimizan', puntualiza.

Una defensa a la que Delgado vuelve a aplicar el principio de circunstancial. 'Lo ideal es ir siempre delante porque suele haber más capacidad de reacción porque hay menos corredores. Pero ir en cabeza no es sinónimo de seguridad', apunta. 'De hecho, la semana pasada, en una de las etapas de la París-Niza, se cayó el sexto y fueron veinte detrás'.

'Es más', prosigue Delgado, 'a veces, cuando estás más fuerte es cuando más te caes, porque arriesgas por encima de lo necesario. A mí me ha pasado, que en las carreras en las que iba más relajado inconscientemente aumentaba la distancia de seguridad con el delante'.

Roberto Heras se alinea con los argumentos del campeón de la Vuelta de 1985. 'Cuando me tuvieron que dar quince puntos por una caída en la Vuelta circulaba en cabeza. Una caída te puede pillar por delante o detrás', asegura uno de los mitos derribados por el dopaje. Antes de su positivo por EPO, Heras convivió con Armstrong en el Liberty Seguros, donde se convirtió en ese gregario que suavizaba al texano los duros porcentajes de los Alpes o Pirineos. 'Lo de Lance ha sido mala suerte. No creo que responda a una falta de fuerzas ni de haberse olvidado de rodar en grupo en estos años que ha estado retirado', sostiene Heras.

El debate, sin embargo, sí encuentra puntos de encuentro en la influencia de la fractura de clavícula en su rendimiento en el Giro. 'Está claro que, si acude, va a llegar con una visión diferente. Más que nada porque cuando empiece el Giro (9 de mayo) aún sentirá el hueso demasiado blando. A mí me pasó que, inconscientemente, iba con más cuidado porque si te caes se te puede volver a fracturar. Y lo sabes', explica Delgado. 'Claramente, se han roto sus planes para el Giro', sostiene Indurain. 'Seguro que tendrá que replantear sus objetivos', incide el navarro. 'Lo único bueno', manifiesta Delgado, 'es que le hará llegar al Tour menos exprimido que si hubiera disputado el Giro '.

Quienes si se exprimieron ayer en la crono de 28 kilómetros fueron Leipheimer y Contador. El norteamericano logró el triunfo con una ventaja de 16 segundos ante el español, que no supo gestionar tan bien el viento de cara que sopló en muchos tramos del recorrido. 'A partir de ahora, ayudaré a Leipheimer -nuevo líder de la Vuelta a Castilla y León- igual que él me ayuda a mí', aseguró Contador. Hoy llega la montaña.

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