Público
Público

SOS por el oro rojo

Biólogos e industria debaten la protección del coral precioso

SERGIO ROSSI

Tras fracasar hace dos años, los expertos vuelven a la carga para tratar de incluir los corales preciosos en la lista de especies protegidas del CITES. Este año se han celebrado reuniones en Hong Kong y Nápoles entre biólogos, la industria del coral, gestores de recursos y especialistas en el CITES para discutir si es viable incluirlo en el Anexo II, que regula el comercio entre países.

Especies como Corallium rubrum (coral rojo) se explotan desde hace milenios en el ramo de la joyería. Se trata de uno de los recursos renovables más olvidados, sin planes de gestión y con un conocimiento escasísimo de los stocks existentes en el Mediterráneo y especialmente en el Pacífico, donde se explota al arrastre en profundidades superiores a 200 metros. 'En Taiwán, sólo un 2% del que se saca está vivo; el resto está muerto o en muy mal estado', comenta el doctor Chin-Shin Chen, del Departamento de Pesca de aquel país. La pesca en el Pacífico es del todo ineficiente, pues el arrastre destruye la mayoría del coral, que queda en el lecho marino sin ser aprovechado. Sólo una pequeña parte llega a la embarcación.

Se ignora cuánto coral rojo queda en los mares y no hay planes de gestión

Hasta hace un tiempo, la realidad era la misma en el Mediterráneo, con artes de pesca destructivas como la Cruz de San Andrés y la Barra Italiana. En el mar de Alborán, el último gran bastión virgen, las llamadas Coralinas (embarcaciones dotadas de estos métodos de arrastre) arrasaron los bancos de coral rojo en apenas dos años, entre 1982 y 1984. España pidió una serie de reuniones de urgencia a la FAO de las que salió la prohibición de estas artes, que desaparecieron en 1994.

Ya entonces flotaba la sombra del CITES y se prometieron grandes cantidades de dinero para hacer un plan de gestión adecuado. El dinero nunca llegó, y el único programa que realmente promovió el estudio de stocks fue el de Catalunya, donde el Departamento de Ganadería y Pesca de la Generalitat solicitó una investigación entre 2001 y 2003. 'Apenas sabemos nada de lo que hay, especialmente en profundidad', señala Giovanni Santangelo, de la Universidad de Pisa (Italia); 'Es uno de los recursos pesqueros más ignorados en todo el planeta'.

'La gente dejará de comprar joyas de coral si se declara especie amenazada'

Entre las conclusiones de los especialistas reunidos para debatir su inclusión en el CITES, la más drástica afecta al Mediterráneo: pedir la prohibición total de su pesca entre los 0 y los 70 metros de profundidad. 'Es el límite donde puede trabajarse con aire comprimido', dice Georgios Tsounis, del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona. 'Ojalá se aplique y ese coral quede reservado para la contemplación y la regeneración de los stocks, que están al límite de su explotación', dice.

Pero no todos darían la bienvenida al CITES. El coral genera cientos de millones de euros cada año y emplea a más de 5.000 personas sólo en Torre del Greco (Nápoles). 'La inclusión de los corales preciosos en el CITES sería una catástrofe para la industria', se lamenta Ciro Condito, presidente de Assocoral, que aglutina al gremio napolitano de coraleros. 'La gente dejará de comprarlo por tener el estigma del CITES, entenderán que es una especie en peligro de extinción y el negocio se resentirá mucho'. Condito se queja de la burocracia que generará y de los problemas para identificar los géneros en las aduanas.

Pese a los escasos datos de stocks disponibles, los expertos apoyan la inclusión en la lista del CITES por un principio de precaución: 'Si no sabes cuánto queda, debes regular su comercio y gestionarlo bien', dice Andy Bruckner, de la Administración Oceánica (NOAA) de EEUU. Otros, como Santangelo, desconfían del éxito de la medida: 'Muy pocos países harán mapas exhaustivos de los stocks'. 'Vengo oyendo esta misma cantinela desde hace más de 30 años', concluye.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias