Sting, ex cantante del grupo The Police, inició el miércoles una gira mundial de sus éxitos, pero reemplazó su típica guitarra, batería y bajo por los suaves sonidos de oboes, violines y violonchelos.

Con la ayuda de la Orquesta Filarmónica Real de Londres, el rockero de 58 años interpretó los temas favoritos del público "Roxanne" y "Every Little Thing She Does Is Magic" en el centro de Vancouver, en la costa oeste de Canadá.

"En general no me gusta la música pop con orquestas, porque básicamente terminas tocando largas notas tras baladas de pop", dijo Sting en una entrevista.

"Es aburrido para los músicos, aburrido para la audiencia y aburrido para el artista", dijo antes de su primera presentación del "Symphonicity Tour", que recorrerá Norteamérica durante el verano para luego llegar a Europa.

Los asistentes al Centro de Vancouver de Artes Escénicas no parecían estar aburridos, negándose a dejar irse al músico británico después de tres horas en el escenario y tres regresos.

Finalmente volvió por última vez y cantó una balada a capela antes de que la audiencia, en general mayores de 35 años, lo dejara ir.

Sting dijo que cambió de opinión sobre la combinación del rock con flautas y arpas después de haber trabajado con músicos clásicos de alto nivel. También señaló que el secreto era crear un desafío para ellos y "hacerlos trabajar más duro porque así lo disfrutarán más".

"Siempre me gustó la música clásica, desde que era joven", dijo el profesor que se convirtió en rockero, que ha vendido cerca de 100 millones de álbumes a lo largo de su carrera de 35 años con The Police y en solitario, además de haber actuado en varias películas y programas de televisión.

Su interés en trabajar con orquestas aumentó en 2008, cuando fue invitado a participar con la Sinfónica de Chicago, y en enero trabajó con la Orquesta de Filadelfia.

El nombre de la gira, "Symphonicity", es un juego de palabras a partir del título del último álbum lanzado por The Police en 1983, "Synchronicity".