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Sting explora el invierno, "la estación de la imaginación"

EFE

Sting se define como "una persona de invierno" porque es, dice, "la estación de la imaginación y de los fantasmas", un momento "lleno de magia" y que parece estar perdiendo ahora su intensidad. Por eso ha explorado este periodo en un nuevo disco, "If on a winter night...", que se publica la próxima semana.

"Los inviernos del siglo XXI parecen acabar apenas empiezan, las nevadas son raras y, cuando ocurren, duran poco", se lamenta Sting en las notas de presentación de este nuevo álbum, un trabajo que reúne desde nanas y canciones tradicionales, a poemas del siglo XVI y que tiene inspiraciones en el mundo clásico de Johann Sebastian Bach o Robert Schubert o en el folk de su Newcasttle natal.

Con este nuevo disco, que edita el sello Deutsche Grammophon, el ex "The Police" sigue acercándose al mundo clásico, un camino que ya tomara en 2006 con su último disco, "Songs from the Labyrinth"(2006), en el que interpretaba música renacentista del compositor John Dowland (1563-1626) y que también le ha llevado a encarnar recientemente al compositor romántico Schumann en un DVD.

Ahora, Sting, de 58 años, ha querido llevar "la magia y el misterio" del invierno, su estación favorita, a esta nueva colección de canciones que ha grabado en una casa situada en una colina de la Toscana italiana, que ha sido su "hogar" y su "retiro" durante la última década y en la que ha vivido implacables inviernos.

Allí reunió en febrero pasado, para "celebrar y explorar la música del invierno", a siete "variopintos músicos": Kathryn Tickell y Julian Sutton, dos músicos tradicionales de Newcastle; la harpista escocesa Mary Macmaster; el chelista Vincent Ségal, el trompetista libanés Ibrahim Maalouf, la violinista Daniel Hope y el guitarrista Dominic Miller, a quien define como su "mano derecha e izquierda durante casi dos décadas".

"Hay algo del invierno que es fundamental, misterioso, completamente irreemplazable, algo a la vez deprimente y profundamente hermoso, algo esencial para este mito de nosotros mismos, para la historia de la humanidad", explica Sting.

Es "como si de alguna forma necesitáramos la oscuridad de los meses de invierno para reponer nuestro espíritu interior, tanto como necesitamos la luz, la energía y la calidez del verano", agrega.

Algo que, en su opinión, parece estar en peligro: "el calentamiento global, si es lo que esta reduciendo nuestra anual estación de invierno, está probablemente tomando su peaje en la psique humana, tal y como parece estar alterando el ritmo de las estaciones en el planeta", apunta el cantante y compositor.

Por eso, ha querido atrapar en este disco el espíritu de una estación que en su niñez le permitía dibujar con la uña sobre los cristales cubiertos de hielo, le obligaba a vestirse "debajo de las sábanas" y a pasar largas horas de oscuridad junto al calor y los destellos de la estufa de carbón: "allí era libre de imaginar espíritus inquietantes".

Canciones tradicionales como "Gabriel's message" o "Cherry tree carol", junto a melodías de Henry Purcell convertidas en temas como "Cold Song" o "Now winter comes slowly"; de Bach en "You only cross my mind" o de Franz Schubert en "Hurdy gurdy man", se unen a temas creados por Sting como "Lullaby for an anxious child" y a cantos populares de Halloween como "Soul Cake".

Además de "The burning babe", un poema del siglo XVI del jesuita inglés Robert Southwel, Sting ha musicalizado el poema de Robert Louis Stevenson "Christmas at sea", para abordar un evento "central y definitivo" del invierto, las Navidades, porque, a pesar de su "personal agnosticismo" el simbolismo religioso "ejerce una poderosa influencia sobre mí".

"Si tuviera una espiritualidad sería la música, toco y escucho como si realmente tocara mi alma, mi eterna existencia", confiesa Sting, mientras aconseja a quienes escuchen su nuevo disco tratar "calmada y civilizadamente" con los fantasmas del invierno "antes de que la nieva se derrita".

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