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Tensión en Mataró por dos prostíbulos

Un concejal del PP dimite por mediar a favor de la instalación de uno de los burdeles.

JORDI ROVIRA

Con lágrimas en los ojos, el concejal del Partido Popular del Ayuntamiento de Mataró Juan Carlos Ferrando pidió ayer 'perdón a la Iglesia', un día después de que su partido lo obligara a presentar la dimisión. El origen de los males de Ferrando, ex militante de Falange y responsable de una asesoría de empresas, se encuentra en la polémica que se ha levantado en su ciudad por la instalación de dos macroprostíbulos.

El regidor había mediado, sin éxito, con un empresario, que deseaba instalar un prostíbulo en esta localidad.

Todo empezó a finales de julio, cuando el empresario Josep Maria Colomer, vinculado al sector inmobiliario, inició los trámites para obtener dos licencias de actividades. La primera ya está aprobada, mientras que la segunda se encuentra todavía en una fase muy incipiente. El caso de Mataró es el último eslabón de un tema delicado, cargado de prejuicios, hipocresía e indefinición política, elementos que se repiten siempre que el sexo de pago aparece de por medio.

A pesar de todo, y de que las competencias son de la Generalitat, las peores críticas se las lleva el equipo de gobierno al que, superado por el impacto de la noticia, le ha faltado cintura. Han reconocido que no supieron darle al tema la importancia que se merecía. Nunca antes habían recibido una petición de licencia para un macroprostíbulo, aunque sí para un local de menor magnitud que abrió en 2008.

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