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Teresa Berganza, una artista "rara" que detesta los homenajes pero los hace

EFE

La mezzo Teresa Berganza es tan "rara" que quiere que se aclare "de una vez" que tiene 77 y no 75 años; que su muerte pase inadvertida y que no le hagan homenajes, aunque ella sea la promotora del que se tributará el lunes a la "genial" Victoria de los Ángeles, en el que aún no sabe si se arrancará a cantar.

Si lo hiciera, admite en una entrevista con Efe, sería la primera vez que se subiría a un escenario español tras "muchos, muchos años" y también la primera en año y medio en el mundo, tras su "debut" en marzo de 2009 en el Bolshoi de Moscú.

Berganza será "oficialmente" la presentadora del Homenaje a Victoria de los Ángeles (Barcelona, 1923-2005), un recital benéfico a favor de la Fundación Victoria de los Ángeles, que reunirá en el escenario del Teatro Español a un plantel "de gente joven estupenda".

"Fue una idea mía. Iba a cantar con mi hija (Cecilia Lavilla) un programa muy bonito pero tengo problemas familiares que me quitan de prepararme como debo. Si me levanto bien, cantaré, y, si no, hablaré. Lo que no quiero que se diga luego es 'la Berganza ha suspendido'", y se ríe.

Habrá que ir, pues, a la gala para descifrar el misterio, bromea, aunque se pone muy seria para decir que Victoria de los Ángeles se lo merece todo, y que ella, desde que su padre le dijo, cuando tenía 11 años, que había "una catalana que cantaba como los ángeles" no ha dejado de "admirarla y seguirla".

"Lo que ocurre con Victoria no es que me deprima pero me hace ver las cosas de otra forma. Era una grande del canto y muy pocos nos acordamos. Cuando yo me vaya pasará igual. Bueno no se cómo estaré, lo mismo vengo, te lo cuento y me sacas en la tele", y se parte otra vez de risa.

A la muerte no le tiene ningún miedo porque, subraya, es "lo único seguro en la vida" y está preparada "desde pequeña".

"Nunca tuve seguro que iba a cantar ni que iba a tener a mis tres hijos, ni que sería tan feliz. Ahora bien, que la señora muerte me lleve lo mejor posible", dice.

Por eso a veces se recrea en la idea de morir cuando esté en medio de unas sesiones diarias de yoga.

"Cuando no siento nada más que un punto en el entrecejo me digo 'porque no me habré quedado ya aquí'. Qué maravilla morirse así, no sentir más, no sufrir más, aunque amo la vida. Es que los artistas somos raros", asevera.

La artista madrileña revela que ha dispuesto en su testamento que cuando muera sus hijos no deben decírselo a "nadie" ni "exponerla" en ningún sitio.

"Quiero irme como vine, que no sabía nadie quien era aunque lo mismo cuando me llegue me llevo un susto horroroso y digo 'no me quiero morir'", barrunta.

No ha cumplido este año 75 sino 77 años -"desde que tengo 21 se han empeñado en decir que nací en 1935"- pero aunque fuera éste el de tan señalada onomástica no haría ninguna reflexión especial sobre su vida ni aceptaría "pleitesías".

"Soy lo que soy. Como persona he sido muy buena persona -nuevas carcajadas- casi mejor que cantante. He hecho mi carrera maravillosa por el mundo entero y es muy bonito estar en todos los diccionarios. Lo que me ha gustado es cantar y he hecho todo lo que he querido y he debido. Eso me satisface más que todos los homenajes".

Tiene la agenda llena "¡para los próximos tres años!", impartiendo clases magistrales por todo el mundo, de Suiza a Japón.

"Otra cosa es España. Tuve que venir a demostrar hace 25 años quién era, aunque el público me adora. Este país es rarito aunque a lo mejor gracias a eso he hecho esta carrera. Si me llego a quedar lo mismo ahora estaría dando clases de solfeo", especula.

Concha Barrigós

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