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Timoshenko y Yanukóvich se disputan el poder en unos comicios con pronóstico incierto

EFE

La carismática primera ministra Yulia Timoshenko y su antagonista desde la Revolución Naranja de 2004, el líder opositor Víctor Yanukóvich, se disputan este domingo la Presidencia de Ucrania en unos comicios con pronóstico incierto.

Como ocurriera hace cinco años, este país de 47 millones de habitantes volverá a dividirse en dos, Este y Oeste, para elegir al sucesor del presidente saliente Víctor Yúschenko, aliado de Occidente y enemigo declarado de Rusia.

Yanukóvich, apartado del poder hace un lustro, ganó el pasado 17 de enero con un 35,32 por ciento de los votos la primera vuelta de los comicios frente a Timoshenko con un 24,36 por ciento.

Antiguo primer ministro apoyado por Rusia en 2004, Yanukóvich se presenta a los comicios con ansias de revancha por aquella derrota, cuando las protestas populares contra el fraude le arrebataron la victoria electoral.

Timoshenko, tras su traumática ruptura con Yúschenko, se postula como última representante de aquellos ideales de elecciones libres, democracia e integración en Europa que cautivaron al mundo.

Según los analistas, el prorruso Yanukóvich volverá a hacerse con la mayoría de los votos en las regiones orientales (las más pobladas y ricas), y recibirá el apoyo de los ochos millones de ucranianos de origen ruso.

Mientras, Timoshenko será la más votada en Kiev y en las regiones centrales y occidentales, vecinas de la Unión Europea (UE), aunque también espera sumar algunos votos en el Este del país, donde nació hace 49 años.

Ambos aspirantes han centrado sus esfuerzos estas tres semanas en cortejar al magnate bancario Serguéi Tiguipko, el tercer candidato más votado con un 13,05 por ciento de los votos.

El político se ha negado a apoyar claramente a cualquiera de los dos candidatos, aunque reconoce que la oferta de Timoshenko, que le ofreció el cargo de primer ministro, es más generosa que la de Yanukóvich.

Según algunos sondeos, en la segunda vuelta Yanukóvich tendría entre cinco y diez puntos de ventaja sobre Timoshenko, que a su vez espera aglutinar el apoyo de todas las fuerzas liberales y pro-occidentales.

La primera ministra ha apelado al voto del miedo recordando el apoyo de Rusia a Yanukóvich en 2004, aludiendo a sus antecedentes penales por asalto y robo y a su escasa cultura, y advirtiendo de que con su rival Ucrania volvería a la órbita de Moscú.

Durante las tres semanas que separaron las dos citas con las urnas, Timoshenko no se cansó de desafiar a su oponente con propuestas de debates televisivos en directo, y lo llamó "cobarde" por rechazar tal duelo dialéctico.

"Hoy estoy abocada a ver ese asiento vacío y debatir con ese vacío -dijo esta semana mostrando la silla preparada para Yanukóvich-. Lo importante es que ese cero a la izquierda no ocupe la Presidencia de Ucrania".

Yanukóvich, quien centró su campaña en las críticas a la gestión anticrisis de Timoshenko y a las batallas entre ella y el presidente Yúschenko, intentó ganarse apoyos en el feudo de su rival, pero su escasa facilidad de palabra le jugó una mala pasada.

Primero, llamó al dramaturgo ruso Antón Chéjov "gran poeta ucraniano", y luego en Lvov, la capital del Oeste nacionalista, definió a sus habitantes como "los mejores genocidas del país", al confundir ese término con el de "genofondo" (reserva genética de la nación).

El líder opositor moderó su discurso a favor de recuperar los lazos con Rusia y respaldó la firma de un acuerdo de libre comercio con la UE, aunque mantuvo su oposición a que Ucrania ingrese en la OTAN o en otro bloque militar.

Mientras, Timoshenko aboga por unas relaciones pragmáticas con Rusia, es partidaria de un referéndum sobre el ingreso en la OTAN y promete llevar a Ucrania a la UE en los próximos cinco años.

Pero los analistas opinan que esta vez los ucranianos -agobiados por problemas financieros y hartos de populismo y corrupción- ya no eligen entre Rusia y Occidente, sino al que mejor gestione el país y ponga coto a las continuas crisis.

En previsión de protestas callejeras, el tribunal administrativo de Kiev ha prohibido celebrar manifestaciones en la céntrica plaza de la Independencia (Maidán), escenario de la Revolución Naranja.

El ministerio de Justicia y la Comisión Electoral han descartado una repetición de la votación como entonces, al señalar que los comicios solo podrán ser invalidados si ambos aspirantes retiran sus candidaturas o bien obtienen el mismo número de votos.

Pero el ministerio admitió que si la diferencia resulta mínima, en torno al uno por ciento, podrían producirse demandas judiciales y, entonces, el resultado de los comicios se dirimiría en los tribunales.

Borís Klimenko

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