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Tras la tormenta interesa la calma

Un puñado de grandes inversores y las máquinas basadas en algoritmos marcan la forma de comportamiento de las bolsas

PILAR BLÁZQUEZ

'Los tiempos cambian que es una barbaridad', que decía Don Hilarión. No daría crédito el señor boticario de La Verbena de la Paloma de lo bien que define su frase a la evolución de las bolsas en los últimos años. El pánico de esta semana está lejos del vivido en 1929, cuando los financieros neoyorquinos se despeñaban por las ventanas. Ni siquiera el crash de 1987 es comparable. 'Incluso en los peores momentos hemos tenido clientes dispuestos a aprovechar las caídas y comprar. Todo el que ha querido vender ha encontrado comprador. Nada que ver con lo que pasó en 1987', recuerda Fernando Espinosa, gestor de Renta Variable en Interactive Brokers que, como ahora, también estuvo al frente de las pantallas de Bolsa en aquella crisis.

¿La razón? Aquellas bolsas en las que millones de inversores comprando y vendiendo marcaban las tendencias son historia. Ahora, unos pocos bancos de inversión y un puñado de fondos de inversión de alto riesgo (hedge funds) tienen el control. 'Nunca como hasta ahora se habían llevado tan bien. Están más unidos y coordinados que nunca en la historia de la Bolsa. Incluso se cubren unos a otros en casos de grandes apuros', asegura Espinosa.

En las últimas crisis, a una fuerte caída le suele suceder una subida de similar potencia

Por eso, las subidas y bajadas están más pautadas. Aunque probar su actuación sería un caso digno de los sabuesos de CSI, los expertos en Bolsa lo tienen claro. Son esos pocos y potentes grandes gestores los que marcan la tendencia de las bolsas. Es lo que los estadounidenses llaman smart money (dinero listo), el resto se limita a seguir la tendencia. El único objetivo del smart money es ganar dinero, y para eso hay que cambiar de vez en cuando la tendencia de mercado.

En esa pauta, los índices bursátiles se han pasado gran parte del año subiendo hasta tocar niveles máximos desde la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008. En el caso del Ibex 35 español, ese máximo ha estado en torno a los 11.000 puntos. La imposibilidad de superarlos durante un tiempo prolongado ha dado una pauta a los grandes gestores: no había gente de a pie dispuesta a invertir a esos niveles. 'Por esa razón era necesario forzar una caída de los índices, para que esos inversores volvieran a ver apetecible comprar. Así, ellos han hecho dinero con las caídas y lo volverán a hacer con la subida que esperamos', asegura Jesús Pérez, estratega de Mercados de Bolsa.com

La tendencia de la Bolsa a largo plazo continúa siendo a la baja, pero a corto plazo podría subir

Su afirmación está basada en la experiencia de muchos años operando en el mercado y la evidencia de la estadística. Si en las crisis anteriores a los noventa, las fuertes caídas de los índices bursátiles tardaban mucho tiempo en recuperarse, desde el crash de las puntocom en 2001, cuando estos grandes empiezan a controlar más el mercado, se repite una pauta: tras una gran caída, se sucede un fuerte rebote casi igual de potente.

Lo que sí es de bola de cristal es saber si hay más margen de caída para este crash y cuánto durará la recuperación iniciada tras la prohibición de las apuestas bajistas.

En el peor de los casos hay un nivel a la vista: los 6.816 puntos. Es el mínimo que marcó el Ibex 35 el 9 de marzo de 2009, tras los estragos causados por la quiebra de Lehman Brothers. Pero son pocos los que piensan que en estos momentos se podrían ver esos mínimos. 'Desde comienzos del 2000, los índices sólo han estado en dos ocasiones por debajo de la situación actual. Lo que hace pensar que una recuperación, al menos temporal, podría estar cerca', asegura Fernando Espinosa. Sus clientes, según asegura, ya están tomando posiciones de compra.

Los expertos recomiendan cautela y máxima alerta en las próximas semanas

Pero cuidado, ese riesgo sólo lo pueden afrontar quienes tengan suficientes recursos para aguantar posibles caídas.

Porque esta crisis tiene un protagonista incluso más peligroso que las grandes manos. Las llamadas máquinas de inversión de alta frecuencia (High Frecuency Trading, en su denominación anglosajona). Unos potentes ordenadores programados con algoritmos matemáticos para comprar y vender cuando los índices tocan unos puntos determinados. 'Esto es lo que está distorsionando completamente el mercado actual y hace casi imposible prever qué puede ocurrir.', advierte Antonio Castelo, otro histórico gestor de la Bolsa española, ahora al frente de la mesa de Renta Variable en Interdin Brokers. Castelo recuerda cómo en el crash de 1987 se prohibió la operativa con esas máquinas que 'al lado de lo que hay hoy eran prehistóricas', recuerda.

En cualquier caso, la recuperación iniciada estos últimos días podría tener un cierto recorrido alcista. 'No creo que lleguemos a ver nuevos mínimos. Ni en el Ibex ni tampoco en el índice de referencia de EEUU, el S&P 500. El problema es que la elevada volatilidad de estos días y la intervención de los gobiernos (al prohibir las ventas a corto) ha distorsionado tanto el mercado que es muy difícil establecer máximos o mínimos técnicos. A corto plazo es posible una subida debida a la sobreventa de los últimos días, ¿Su duración? Es difícil de saber, porque la tendencia del mercado a largo plazo continúa siendo bajista ', comenta Luis Lorenzo, analista de DIF Broker.

Por lo tanto, la recomendación general es de cautela a largo plazo y de alerta máxima a corto. Y un dato a tener en cuenta: el próximo viernes, los gestores del mercado de futuros tienen que ajustar cuentas, por lo que es posible que las subidas se mantengan al menos hasta ese día, si no hay noticias que cambien la tendencia.

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