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Tres muertos y 23 heridos en tres nuevos ataques a peregrinos chiíes en Irak

EFE

Al menos tres personas murieron hoy y otras 23 resultaron heridas por la explosión de tres artefactos contra peregrinos chiíes que estos días se dirigen a la ciudad iraquí de Kerbala en memoria del imán Husein, muerto en el año 680.

Según fuentes policiales, dos peregrinos chiíes murieron y otros 17 resultaron heridos por la explosión de un artefacto en la zona de Al Qantara, situada entre la ciudad de Babel, 100 kilómetros al sur de Bagdad, y Kerbala.

Las víctimas, cuya nacionalidad no ha sido precisada, se dirigían a pie a Kerbala para participar en el "Arbaín" en la conmemoración del final de los 40 días de luto por la muerte del tercer imán chií.

En una segunda explosión, ocurrida en la plaza de Liqa de Bagdad, en el acomodado barrio de Al Mansur, en el oeste de la capital, una persona murió y otras tres resultaron heridas.

Asimismo, en un tercer ataque de similares características, perpetrado cerca de una mezquita chií en el barrio de Amel, en el suroeste de Bagdad, otros tres peregrinos resultaron heridos.

El pasado 1 de febrero, 41 personas murieron y un centenar resultó herido en un atentado suicida perpetrado por una mujer contra peregrinos chiíes en el barrio Bob al Sham, en el norte de Bagdad.

Estos días, miles de fieles chiíes se desplazan hasta la ciudad de Kerbala, 110 kilómetros al sur de Bagdad, para participar en la conmemoración del fin de los 40 días de luto por la muerte del imán Husein.

Al Husein era nieto del profeta Mahoma y es el tercero de los doce imanes chiíes, después de su padre Ali Ibn Abu Talib -que se casó con una hija de Mahoma- y de su hermano Al Hasan.

Murió en el año 680 en la batalla de Tuff ante los Ejércitos del califa omeya Al Yazid, a quien se negó a jurar obediencia, lo que marcó la derrota del chiísmo, que defendía el califato hereditario por la línea de Mahoma, frente al sunismo, partidario de un califa que destacara por sus dotes y no por su origen.

Ante el comienzo de estas celebraciones de la mayoritaria comunidad chií, en las que participan también miles de visitantes iraníes, bahrainíes, kuwaitíes, paquistaníes y libaneses, entre otras nacionalidades, el Gobierno iraquí ha activado un plan especial de seguridad para protegerles de posibles ataques terroristas.

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