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Un tricornio "afirmativo"

ÓSCAR LÓPEZ-FONSECA

Una decena de guardias civiles han declarado hoy como testigos en el juicio por el crimen de Fago. Un elevado número que ha permitido confirmar lo que ya sabía: en este Cuerpo policial, como en botica, hay de todo. Y no sólo por el gusto más o menos acertado para combinar el color de la corbata con el traje.

Así, se ha podido observar que hay agentes que han entrado en la sala atemorizados, que contestaban a veces casi balbuceando, temiéndose meter la pata sin querer hasta el tricornio. Otros, entran con paso firme. Se ven que no es el primer juicio al que asisten y que, seguramente, tampoco será el último. Decididos, suben, se sientan en el lugar reservado a los testigos, se acercan el micrófono y, si les dejaran, serían capaces de dirigir el juicio con tanto acierto como el presidente de la Audiencia Provincial de Huesca.

Hay agentes que han entrado en la sala atemorizados

Fue el caso de un sargento de la Unidad Central Operativa (UCO), la unidad de élite de la Guardia Civil, que declaró esta mañana. Para empezar, a las preguntas que le hacían las acusaciones y la defensa no contestaba con el clásico ‘sí’. Rotundo, decía “afirmativo”. Hasta una docena de veces ha recurrido a la palabra en los escasos cinco minutos que ha estado declarando para asegurarse que todos entendían el sentido de sus palabras. Cuando tenía que decir que ‘no’, echaba mano del “negativo”. Que quede claro.

También firme se ha mostrado una de sus compañeras, la joven agente que tomó de su puño y letra la declaración autoinculpatoria de Mainar. Cuando el abogado defensor del guarda forestal quiso acorralarla para desvirtuar la validez de aquel testimonio, la guardia civil ha sabido responder con firmeza a sus preguntas sin dejar que el letrado tergiversara sus respuestas. Ella no ha utilizado la palabra “afirmativo”, pero ha demostrado tener más galones que muchos de los que estaban en la sala.

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