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La "troupe" de "Corteo" sobrevolará Barcelona a partir del 20 de enero

EFE

Todo empieza con el payaso Mauro postrado en una cama. ¿Estará soñando? En todo caso, no está solo. Una procesión de mágicos personajes invade el escenario. Son los intérpretes de "Corteo", uno de los espectáculos de Cirque du Solei que recalará en Barcelona a partir del próximo 20 de enero.

Actualmente en la Ile Seguin, en las afueras de París, está previsto que el Grand Chapiteau blanco (la carpa del circo) se traslade a Barcelona a partir de la segunda semana de enero para ubicarse en la plataforma del Zoo Marino, donde hasta marzo ofrecerá un poético cortejo de personajes, entre los que destacan la pequeña Valentina voladora, el gigante Victorino, unos ángeles traviesos y acróbatas diversos.

Durante dos horas, nada será imposible, y tanto es factible que una cama sobrevuele el escenario, que unos zapatos corran solos, como que cuatro mujeres realicen acrobacias aéreas, mientras otros dan vueltas sobre ruedas simples o con malabares en pies y manos.

En un encuentro con periodistas, el director artístico de este montaje, el canadiense Bruce Mather, ha recordado que se trata de un espectáculo estrenado en Montreal en abril de 2005, que ya ha visitado una treintena de ciudades de siete países y que en España han podido disfrutar en Madrid, Valencia, Alicante y Sevilla.

Creado y dirigido por Daniele Finzi Pasca, siempre fascinado por los payasos, Mather considera que es el montaje más mediterráneo de la compañía, muy "felliniano" y con el que se quiere "homenajear al circo tradicional".

Mather, que actuó como bailarín hace más de tres décadas en Scala Barcelona, entiende que "Corteo", que transcurre en una época entre finales del siglo XIX y principios del XX, "tiene un sabor a aceite de oliva, a buen vino tinto y a ajo, con muchas imágenes de color sepia y una iluminación que recuerda a la luz de gas".

A diferencia de lo que ocurre con otras propuestas del Solei, hay algunos diálogos entre personajes y se pueden tararear canciones en italiano y español.

El responsable de comunicación, el español Adrián González, recuerda que 62 artistas llenan la tarima, en un escenario que Jean Rabasse ha dividido en dos, con la mitad del público frente a la otra, con dos plataformas giratorias, y unas cortinas con un diseño influenciado por la obra de pintores como Picasso o Tiepolo.

Un total de 2.700 personas pueden presenciar el espectáculo, "con una gran sensación de proximidad con respecto a lo que ocurre en el escenario".

González indica que todo el engranaje funciona gracias a las 165 personas que lo apoyan, desde técnicos de iluminación a cocineros o modistas y planchadoras.

En una visita por las instalaciones del Grand Chapiteau no es difícil cruzarse con un acróbata que ensaya un número de saltimbanqui o con un par de niños que practican gimnasia.

También es fácil ver cómo giran los tambores de las enormes lavadoras instaladas en una de las zonas de la carpa, donde diariamente se lavan y se planchan los casi 300 trajes de "Corteo", o ver a la maestra, Julie Lemay, en otra estancia en la que imparte clase, siguiendo el modelo canadiense, a Nikita, de seis años, y a Matej, de 13, hijos de artistas y en camino de serlo también ellos.

Dos médicos están, asimismo, siempre al tanto de lo que ocurre con toda la familia del Soleil, que también son bien cuidados por un equipo de cocineros que cada día varía de menú.

En enero, la carpa volverá a plegarse y las mil toneladas del equipo de "Corteo" viajarán en 81 grandes tráiler hasta Barcelona, donde sus más de sesenta intérpretes, de 28 nacionalidades distintas, volverán a hacer soñar al público catalán, como ya ocurrió con "Quidam" o "Alegría".

Irene Dalmases

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