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La UE hace oídos sordos a las críticas de Obama aunque admite su lentitud

EFE

Europa rechazó hoy tajantemente las críticas del presidente de EEUU, Barack Obama, a la gestión de la crisis por parte de la zona del euro, aunque algunos gobiernos admitieron veladamente que no se ha actuado con la rapidez necesaria.

"No acepto las lecciones dadas del otro lado del Atlántico sobre el origen de la situación en la que nos encontramos", dijo el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia).

Juncker recalcó que "no son los desempleados griegos ni los trabajadores irlandeses los que han llevado a la caída de Lehman Brothers".

Obama dijo que las medidas de los líderes europeos para combatir la crisis de la deuda "no han sido todo lo rápidas que deberían", y consideró que la situación "está asustando al mundo".

Juncker dijo no estar impresionado por las medidas de Obama para fomentar el empleo y estimular la economía pues se basan en su mayoría en el modelo europeo, pero admitió que "Europa ha reaccionado a un ritmo que no es el deseado" ante la crisis.

La vicepresidenta económica del Gobierno español, Elena Salgado, también admitió hoy que el proceso de toma de decisiones en Europa es lento, algo que entiende que obedece a la normalidad democrática, pero recalcó que "también han sido lentos en EEUU".

"Cuando las cosas se solucionan todos olvidamos, pero quiero recordar que en los últimos días de julio también EEUU nos tenía con el alma en vilo sobre si se iba a aprobar el techo de endeudamiento", dijo en una entrevista en "Los desayunos de TVE".

Durante el debate en la Eurocámara, Juncker ha pedido al próximo Gobierno español que mantenga las medidas de consolidación fiscal.

"No quiero que haya una interrupción de las medidas de consolidación", dijo, aunque afirmó no tener "ningún motivo" para pensar que no vayan a mantenerse.

Desde Berlín, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, respondió a Obama que no cree "que los problemas de Europa sean los únicos problemas de EEUU".

"Siempre resulta más fácil dar consejos a los demás", añadió.

Juncker, en calidad de primer ministro de Luxemburgo, abogó por el modelo comunitario en lugar del intergubernamental en la UE, pero dijo que un Estados Unidos de Europa "no funcionaría", incluso dudó de que el área del euro pueda "inventarse un discurso que pudiera convencer a los mercados financieros".

"Es verdad que, si nos percibieran como una entidad sólida y coherente, la forma de expresarnos sería mejor comprendida por los observadores en los mercados", reconoció.

En este sentido, también se declaró "totalmente en contra" de la salida del euro de países con problemas como Grecia, Irlanda o Portugal.

"Interesa a los países miembros de la zona del euro, a los débiles y a los fuertes (...) que esta zona euro mantenga su coherencia en contenido y geografía", declaró.

Juncker auguró que los inspectores internacionales de la "troika" -formada por la CE, el BCE y el FMI- volverán el miércoles o el jueves a Atenas, aunque fuentes comunitarias reiteraron que la misión aún no ha decidido una fecha para retomar la quinta revisión del programa de ajustes y reformas de Grecia a cambio del rescate.

El presidente del Eurogrupo también descartó que los ministros de Finanzas de la eurozona, que se reunirán el 3 de octubre en Luxemburgo, tomen una decisión sobre el desembolso del sexto tramo de ayuda a Grecia, que asciende a 8.000 millones de euros.

En cuanto a la situación europea, Juncker sostuvo que "la consolidación es necesaria, pero sin una verdadera política de crecimiento para crear empleo (...) no saldremos" de la crisis.

En este contexto también exigió más capacidad y espacio de decisión para el grupo de 17 ministros de Finanzas que preside sin que siempre tenga que esperar a que intervenga el Consejo Europeo.

"Tenemos que dejar que el Eurogrupo también tome las decisiones que están dentro del ámbito de sus competencias y no esperar siempre a que intervenga el Consejo Europeo", afirmó Juncker, quien apoyó la propuesta franco-alemana de nombrar al presidente de ese órgano decisorio, Herman Van Rompuy, presidente de la eurozona.

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