Ni el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, ni la jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton, exigieron tras la concesión del Nobel de la Paz a Liu Xiaobo que fuera puesto en libertad. Por ese motivo, la petición hecha ayer a China para que libere a su mujer, bajo arresto domiciliario tras convertirse en portavoz de su marido, sorprendió a casi todos. 'Solicitamos a las autoridades chinas que levanten el arresto domiciliario', aseguró una portavoz de la Alta Representante, admitiendo que Pekín impidió a una delegación europea transmitirle en persona la felicitación de Barroso.

El viernes, tanto Barroso como Ashton felicitaron al nuevo Nobel, pero, a diferencia de Barack Obama, obviaron pedir a China que suspenda los diez años que le quedan de condena.

'Espero que sea capaz de recibir el premio en persona', se limitó a decir Ashton. Fuentes comunitarias sugieren que los resultados de las cumbres con Asia y China, celebradas unos días antes, explican una tibieza que contrasta con comunicados de apoyo a Xiaobo divulgados por la UE hace meses.

La semana pasada, un cruce de reproches entre los líderes de la UE y el primer ministro chino, Wen Jiabao, apuntaló una guerra de divisas en torno a un yuan devaluado que favorece las exportaciones chinas al tiempo que 'podría debilitar la recuperación de la economía de la eurozona', según el comisario de Economía, Olli Rehn. Por si fuera poco, China obligó a la UE a cancelar la rueda de prensa posterior a la cumbre bilateral tras confirmar que estarían presentes periodistas independientes chinos críticos con el primer ministro.

Ashton sí pidió en febrero, cuando un tribunal confirmó la condena de Xiaobo, que liberase al activista. El presidente de la Eurocámara, Jerzy Buzek, exigió el viernes su 'liberación inmediata e incondicional'. A diferencia de Ashton y Barroso, el pleno de la cámara sí podría secundar a Buzek en su sesión plenaria de la semana que viene.