Público
Público

Uribe se enfrenta a criticas de Sudamérica por el pacto con EEUU

Reuters

El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, defendió el viernes su decisión de permitir a Estados Unidos que use varias de sus bases militares para combatir el narcotráfico, en una tensa cumbre en la que debió soportar críticas de sus homólogos de izquierdas.

Los roces entre los mandatarios se dieron a pesar del esfuerzo de países como Brasil, Chile y el anfitrión Argentina para que el encuentro de urgencia sirviera para aplacar la crisis política regional que desató el nuevo pacto militar entre Bogotá y Washington.

"No tenemos hipotéticos juegos de guerra con vecinos (...) En cambio, en varias ocasiones el presidente (venezolano Hugo) Chávez ha dicho que prende los aviones Sukhoi (...) Hemos sufrido varias amenazas verbales de ataque", lanzó Uribe ante sus colegas de la región en la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en la patagónica Bariloche.

Bogotá sostiene que la ampliación de su cooperación militar con Washington es un refuerzo del programa ya existente de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

Pero Chávez, el principal crítico de Washington en la región, considera que el pacto militar es un peligro para su país y para Sudamérica, ya que permitiría a Estados Unidos tener una plataforma militar en un lugar clave del subcontinente.

"Es la estrategia global de los Estados Unidos. Esa es la razón de esto. Es la razón de que se estén instalando esas bases en Colombia", dijo Chávez haciendo referencia a un informe que leyó detalladamente y que aludía a un documento del Departamento de Estado estadounidense sobre la necesidad de una base de "movilidad" en América del Sur.

En tanto, el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, no ahorró críticas contra el acuerdo militar impulsado por Colombia.

"Me preocupa mucho y no puedo aceptar que un documento de Estados Unidos nos trate como patio trasero", remarcó Correa, presidente pro tempore del mecanismo sudamericano.

CLIMA DE IRRITACION

Como represalia al pacto militar, Venezuela amenazó con romper las relaciones con Colombia, al tiempo que suspendió las importaciones desde el país.

Bogotá respondió denunciando a Caracas ante la Organización de Estados Americanos (OEA) por inmiscuirse en sus asuntos internos, en una pelea que hizo reverdecer las grandes diferencias ideológicas que recorren Sudamérica.

"Me preocupaba el grado de tensión y de beligerancia que se podía percibir (...) Me parece muy importante que estemos tratando de disminuir las tensiones que se han acumulado", dijo la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.

La mandataria reconoció "legítimas preocupaciones", pero destacó la capacidad de discutir "en alto nivel, con moderación y vocación integracionista"

Pero, el tono más moderado de algunos mandatarios no eliminó el clima de irritación que aún cruza la región y que llevó a Uribe a solicitar que el debate se transmitiera abiertamente por los medios de comunicación, sin editar.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, instó a rescatar la confianza entre los países.

"Fue todo muy complicado, muy adverso. Casi como que la Unasur era un fracaso. Y estamos sobreviviendo", dijo en un discurso donde reiteró su preocupación por la presencia de fuerzas extranjeras cerca de la Amazonía.

Uribe previamente defendió su petición. "Acá estamos hablando no de un tema ligero de soberanía o de acuerdos jurídicos. Estamos hablando de un derecho fundamental de la sociedad colombiana de superar esta amenaza que tanta sangre ha producido en nuestro país", explicó.

Colombia es el aliado más cercano que tiene Estados Unidos en la región y sus políticas suelen ser blanco de los ataques retóricos de Venezuela, que encabeza una corriente radical socialista identificada con el antiimperialismo en la que también militan Bolivia y Ecuador.

EXPLICACIONES

El presidente de Colombia, país que es el principal productor de cocaína del mundo, había viajado a Argentina con la consigna de explicar los alcances de una iniciativa que también causó escozor a Brasil, aunque Lula había adelantado que nunca se va a permitir convocar a un presidente a una reunión para colocarlo en el lugar de los acusados.

El mandatario brasileño afirmó que insistirá en su pedido de que su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama, se reuniera con los jefes de Estado de Unasur para discutir la relación con Washington.

En la reunión, el presidente de Bolivia, Evo Morales, llamó a rechazar esa presencia; pero el mandatario de Perú, Alan García, recordó el daño causado por el narcotráfico y la guerrilla a Colombia.

El estallido de la crisis también es una prueba para los incipientes esfuerzos del presidente Obama por mejorar la relación con América Latina, que históricamente estuvo marcada por la desconfianza.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias