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De la Vega promete en Haití que no se recortará la ayuda al exterior

Visita de la vicepresidenta al país más pobre de América

ANA PARDO DE VERA

Angelina Jolie, Brad Pitt y Julia Roberts sonríen en las fotos que el hotel que acoge a la delegación española en Puerto Príncipe expone en el hall.

Tan ilustres visitantes, la representación del glamour y la riqueza, estuvieron en el país más pobre de América y, aunque su solidaridad es indiscutiblemente necesaria en este templo de pobreza, inseguridad, violencia y desigualdades, sus sonrisas de Hollywood resultan casi obscenas tras el recorrido que la comitiva de la vicepresidenta primera hizo el viernes por la noche (madrugada del sábado española) del aeropuerto al hotel Montana, rodeados de oscuridad, viviendas semiderruidas, velas que iluminan puestos ambulantes y rostros hostiles con los visitantes.

Los haitianos vinculan a los españoles a los militares de la ONU que, desde abril 2004, ocupan sus calles y son investigados por abusar e, incluso, violar a sus mujeres, a sus niñas. De hecho, un estudio publicado por la prestigiosa revista británica Lancet sugiere que hay soldados de la ONU que amenazaron con sus armas a personas o barrios que no representaban un riesgo real. De los soldados de paz, son cuestionados la mitad de Brasil y Jordania, pero la investigación sigue su curso.

Percepción de la ONU

Ésa es todavía, según explica un civil haitiano que trabaja en la embajada española pero que prefiere mantener el anonimato, la percepción que en Haití predomina sobre la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización en Haití, la MINUSTAH (compuesta por unos 7.000 militares), en la que España participó con sus soldados hasta el año 2006 para garantizar el proceso democrático que dio el triunfo al actual presidente, René Préval, y en la que continúa integrada con 42 policías y guardias civiles para mantener la seguridad y reconstruir un país que carece de Estado.

Los españoles uniformados que trabajan en la MINUSTAH recibieron sonrientes a María Teresa Fernández de la Vega y a los compatriotas que van con ella. Desayunaron juntos, expresaron satisfacción por su trabajo y agradecieron el apoyo del Gobierno. Son conscientes, como les transmitió la vicepresidenta, de que el Ejecutivo ha puesto grandes expectativas en ellos porque Haití es uno de los grandes objetivos de la cooperación española.

Y sí, hacen las labores de seguridad y protección que les son propias, pero su trabajo, por voluntad -buena voluntad- propia va mucho más allá: atienden a niños abandonados, mujeres violadas, maltratadas,... Son un poco ONG, aunque ellos aseguran que 'hacen falta muchas manos'.

'Esa labor de reconstrucción del Estado, sin embargo, requiere otra labor pedagógica en paralelo para la población. Los haitianos creen que los militares de la ONU están aquí para ser el Estado, no para ayudarles a construir el suyo', continúa explicando el ciudadano haitiano a Público, educado en Francia y España. Para ratificar sus palabras, a la salida de la sede de la ONU, un grupo de ciudadanos de Puerto Príncipe despidió a los españoles con carteles de 'I need to work' - 'Necesito trabajar'- y un corte de mangas.

0,7 en 2012 garantizado

Antes de iniciar su recorrido por el Puerto Príncipe real, el más duro, la vicepresidenta se reunió con el presidente de Haití, René Préval, para reafirmarle el compromiso de España con su país. Después de recordarle que la ayuda española a la cooperación en Haití se ha multiplicado por 30 desde 2003, De la Vega anunció una aportación de 66,5 millones de euros entre 2009 y 2012.

Sobre la política de cooperación del Gobierno, su número dos se mantuvo firme: 'Alcanzaremos el 0,7% del PIB en 2012', aunque no quiso concretar la distribución temporal de la subida. 'Y no será en cooperación donde se restringirá el gasto', aclaró preguntada por la repercusión de la crisis económica.

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