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La vicepresidenta toma el mando en el PP

ANA PARDO DE VERA

La vicepresidenta del Gobierno ha tenido un papel fundamental en la resolución de la crisis del PP andaluz, con la elección de un líder muy cercano a ella (Juan Manuel Moreno) y en detrimento de María Dolores de Cospedal, y todo apunta, según fuentes del partido, a que lo tendrá también en el desenlace de la crisis del PP vasco. El partido se ha dividido en Euskadi, a las puertas de un Congreso Extraordinario (7, 8 y 9 de marzo), entre los partidarios de mantener a Iñaki Oyarzabal en la secretaría general autonómica (el poderoso aparato alavés y el guipuzcoano) y entre quienes desean relevarlo, entre ellos, la presidenta de la formación autonómica, Arantza Quiroga, a la que respalda el PP de Bizkaia.

La dirección nacional del PP ha querido dar la imagen públicamente de que se desentiende de la crisis de los suyos en Euskadi y de que Quiroga la resolverá con total independencia, porque no se trata de un 'debate de personas', sino de 'proyecto'. Así lo manifestó ayer lunes el número tres del PP, Carlos Floriano, al ser preguntado por la posición de la dirección nacional respecto de la continuidad de Oyarzabal (también miembro del Comité Ejecutivo del PP como secretario de Justicia, Derechos y Libertades). Génova, sin embargo, sólo tiene buenas palabras para el número dos del PP vasco y fuentes internas aseguran que Cospedal es partidaria de mantenerlo en los dos puestos orgánicos, autonómico y nacional. En este caso, sin embargo, y contrariamente a lo que trató de hacer con el liderazgo del PP andaluz, colocando al frente a su candidato fallido, José Luis Sanz, la secretaria general no va a intervenir más allá de mantenerse puntualmente informada.

Tándem con Alonso 

El papel de Sáenz de Santamaría es diferente, reconocen en el PP, por cuanto el portavoz del Grupo Popular en el Congreso y presidente del PP de Álava, Alfonso Alonso (amigo, valedor y defensor pública e internamente de la continuidad de Oyarzabal frente a Quiroga), pertenece al núcleo duro de la vicepresidenta y es parte activa en la implicación de ésta en el respaldo explícito que el Gobierno -incluido Mariano Rajoy- ha volcado sobre Arantza Quiroga frente a las críticas furibundas de la anterior cúpula del PP vasco, encabezada por Jaime Mayor Oreja y María San Gil. 

La número dos del Ejecutivo, sin embargo, no va a forzar la continuidad de Oyarzabal si Quiroga se enroca en su deseo de apartarlo del nuevo equipo del PP vasco que surja del Congreso de marzo. Simplemente, mantienen voces conocedoras de las conversaciones, se trata de buscar una solución equilibrada para que, cualquiera que sea el desenlace, 'el liderazgo de Quiroga no quede cuestionado', continúe o no Oyarzabal. La vicepresidenta no quiere, en ningún caso, reeditar en Euskadi las heridas que ahora hay que cerrar en Andalucía -y de las que ella responsabiliza a Cospedal- y, sobre todo, cuando el PP vasco quiere comenzar una nueva etapa de ruptura definitiva con la de Mayor Oreja y San Gil.

El futuro del PP, en el aire

¿Pasa Sáenz de Santamaría ahora a gestionar el partido también, aunque sea en la sombra? Nadie en el PP confirma este extremo, porque además, están convencidos de que más pronto que tarde, Rajoy hará un gesto que rehabilite a la secretaria general después de haberla desautorizado con el liderazgo conservador andaluz. Nadie cree tampoco que el presidente del Gobierno vaya a relevar a Cospedal de su puesto de número dos del PP, al menos, en un corto plazo, por más que cada vez más voces internas pidan que la también presidenta de Castilla-La Mancha se dedique en exclusiva a esta tarea y abandone la Secretaría General del PP.

Hablar de la sucesión de Rajoy, cuando el presidente está decidido a repetir candidatura en 2015 'caiga la que caiga', parece prematuro, pero en el PP creen que ése es el mar de fondo del cada vez más visible enfrentamiento entre Sáenz de Santamaría y Cospedal. Al fin y al cabo, razonan, labrarse y consolidar una candidatura a la Presidencia del Gobierno en partidos tan burocratizados como PP, PSOE e, incluso, IU, lleva mucho tiempo ('años'), requiere de infinidad de movimientos orgánicos y externos, alianzas duraderas y durísimas batallas internas. Tanto Sáenz de Santamaría como Cospedal son, en estos momentos -y en eso sí coinciden muchos conservadores-, las mejor posicionadas para suceder al líder del PP en un 2019 que hoy parece inalcanzable. Ahora mismo, la vicepresidenta parece llevar ventaja en esta carrera incipiente, pero el camino es largo y Rajoy, 'en absoluto previsible', como tanta gente cree.

 

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