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Virginia y Nueva Jersey ponen a prueba a Obama

El presidente apuesta fuerte en las elecciones a gobernador

ISABEL PIQUER

En un país en perpetuo ciclo electoral, el de hoy es el primer test en las urnas de las políticas de Barack Obama. Las elecciones locales, un año después de la victoria demócrata en las presidenciales, darán una estimación inicial, aunque sin duda algo aproximativa, del nivel de desgaste de la Casa Blanca en un año particularmente intenso.

Nueva Jersey y Virginia, donde Obama ha invertido más tiempo y capital político en respaldar a los dos candidatos a gobernador, se consideran carreras clave.

En la primera, Jon Corzine, millonario, ex directivo del banco Goldman Sachs, que se gastó más que nadie en conseguir el puesto en 2005, se presenta a la reelección frente a un contrincante inesperadamente popular, el republicano Christopher Christie.

'Es uno de los mejores socios que tengo en la Casa Blanca', dijo Obama el pasado domingo en un mitin en Newark, esperando que el 53% de votos que le dio Nueva Jersey en 2008 pudieran asegurar la victoria de Corzine. 'Hace un año dijimos sí se puede, ahora debemos continuar', añadió el candidato.

Nueva Jersey se ha convertido en el principal test de la popularidad y las políticas de Obama

En Virginia, que hasta ahora dirigía uno de los demócratas más cercanos a Obama, Tim Kaine, cuyo nombre sonó durante un tiempo como posible candidato a vicepresidente, y que decidió no volver a presentarse tras asumir a principios de año la presidencia del partido, en sustitución de Howard Dean, la carrera está perdida.

El republicano Bob McDonnell tiene una ventaja de dos dígitos frente al demócrata Creigh Deeds, y la Casa Blanca ya lo tiene bastante asumido. Y eso que en las presidenciales Virginia votó demócrata por primera vez desde 1964.

Ante la previsible derrota en el sur, Nueva Jersey se ha convertido en el principal test de la popularidad y las políticas de Obama. El Estado tiene una tasa de paro (9,8%) ligeramente superior a la nacional y se ha visto especialmente afectado por la hecatombe financiera del vecino Nueva York. Los demócratas siempre han ganado en este Estado desde 1992 y un fracaso sería sin duda explotado sin piedad por los republicanos.

Las elecciones de este año son un pequeño aperitivo de las del 2010

Los dos candidatos están prácticamente igualados en los sondeos (Christie 43%, Corzine 42%). La aparición de un tercer contricante, el independiente Christopher Daggett, no facilita las previsiones.

Las elecciones de este año son un pequeño aperitivo de las del 2010, mucho más importantes puesto que conciernen a todos los representantes (mandatos de dos años) y un tercio de los senadores (mandatos de seis), más lo que se tercie a nivel de Estado. Nueva York, por ejemplo, elegirá nuevo gobernador en lo que promete ser unos comicios muy reñidos.

El problema con Michael Bloomberg no es tanto que sea millonario, ni siquiera que haya decidido financiar su campaña y gastarse 85 millones de dólares, más que cualquier otro político, al fin y al cabo es su dinero y ni cobra como alcalde ni usa la residencia oficial. El problema con Bloomberg, que goza de un respaldo muy respetable entre los neoyorquinos, sobre todo desde que dejó de ser republicano en 2005 y hacerse independiente, es cómo se ha gastado el dinero en difamar a su modestísimo contrincante, el demócrata Bill Thompson, y el “golpe de Estado” que dio el año pasado, al conseguir cambiar la legislación local para presentarse a un tercer mandato. Justificó este paso invocando su experiencia financiera para sacar a la ciudad de la crisis. En las últimas semanas la excesiva confianza del alcalde en una reelección cantada ha creado cierto malestar y la diferencia entre los dos candidatos ha ido menguando, aunque Bloomberg tiene una apoyo del 50% de intención de voto. 

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