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Una visita papal sin "souvenirs" en las calles

EFE

Los feligreses interesados en adquirir un recuerdo de la visita que hoy comienza en Estados Unidos el Papa Benedicto XVI lo tendrán difícil, dado que la Archidiócesis ha prohibido su venta en tiendas y puestos callejeros.

Los recuerdos de la visita papal solo se podrán obtener en las tiendas de las iglesias y, por supuesto, en Internet.

En Washington, ninguna de las tiendas del emporio de los "souvenirs" en la calle 10, ni los quioscos de recuerdos dispersos por la Avenida de la Constitución o los alrededores de la Casa Blanca ofrecen camisetas, banderines o figuras alusivas a la visita papal.

La venta de esos recuerdos está controlada por la Archidiócesis de Washington, que deberá afrontar unos gastos de unos 3 millones de dólares como anfitriona del líder espiritual de los 72,7 millones de católicos de EEUU.

Su abigarrada oferta de mercancías puede verse en un sitio de internet (PopeVisit2008.com).

Susan Gibbs, portavoz de la Archidiócesis, explicó que las ventas de recuerdos "no serán una fuente principal de financiación de la visita papal: la mayor parte del dinero proviene de las donaciones".

A este respecto, la Archidiócesis ha dejado claro que no se debe hacer negocio con las entradas a la misa que el Papa ofrecerá el jueves en Washington -el acto principal de su visita-, y es ilegal la compra y venta de billetes para ese acto en sitios de Internet como eBay o Craiglist.

Las entradas para el estadio del equipo de béisbol Washington Nationals -con capacidad para 42.000 personas- se distribuyeron gratuitamente entre las parroquias en los últimos meses.

"No se puede vender un sacramento", advirtió Georgina Starks, otra portavoz de la Archidiócesis. "Esto es una misa, de modo que es un sacramento", añadió. "Las entradas no están a la venta".

La Archidiócesis ha enviado varias cartas de advertencia a los vendedores por Internet y, respaldada por una multitud de abogados, la suya es una admonición que se atiende.

"Las pocas personas que tratan de vender las entradas que consiguieron reciben nuestra advertencia", señaló Stark. "Las entradas son intransferibles. Cualquier venta o transferencia es ilegal, porque son propiedad de la Archidiócesis", agregó.

Cada entrada tiene el nombre de quien la recibió y cada persona que quiera ir a la misa tendrá que identificarse.

"Podemos rastrear las entradas", agregó la portavoz. "Y seguimos la pista de quién tiene cada entrada. Si sospechamos que se ha vendido una entrada o que no se obtuvo de la forma correcta, podemos cancelarla y esa persona no podrá entrar al estadio".

Entre los pocos "souvenirs" heterodoxos que han aparecido en relación con esta visita está un "bobblehead" que la compañía del metro de la ciudad usó en una campaña publicitaria que luego retiró después de que la Iglesia se quejase.

Un "bobblehead" es un muñeco de unos 25 centímetros de altura, con cabeza grande y desproporcionada conectada al cuerpo por un resorte que la bambolea.

El "bobblehead pirata" del Papa, que salió a la calle a un precio de 12,95 dólares y con solideo y capa rojos -los del Santo Padre son en realidad blancos-, lo utilizó el Metro en un vídeo para alentar al público a que usase su servicio y evitase los atascos de tráfico durante la visita de Benedicto XVI.

La protesta de la Iglesia llevó a la cancelación de la campaña.

También han salido a la venta sin la bendición eclesiástica una "Colonia del Papa" por 25,95 dólares, y un jabón a 9,99 dólares. Sin demasiado éxito.

La Archidiócesis encargó el diseño y fabricación de los recuerdos a "Catholic the Max", una empresa de Steubenville (Ohio), que repartirá las ganancias con la Archidiócesis de Washington y la Basílica de la Inmaculada Concepción.

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