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Yemen endurece su postura ante los somalíes por temor a Al Qaeda

Reuters

Por Ulf Laessing

Hace mucho que los somalíes que huyen de la guerra encuentran refugio en Yemen, considerado como un lugar de transición de camino al reino vecino de Arabia Saudí, pero el temor a la infiltración de Al Qaeda ha enfriado su recepción.

"Como somos refugiados somalíes, somos sospechosos", se quejó Ali Mohamed Othman, un desempleado en el polvoriento barrio de Basateen en el puerto de Adén, en el sur de Yemen.

Las autoridades yemeníes han estado en alerta desde que el grupo integrista somalí Al Shabaab, que combate contra el Gobierno provisional en su país, dijo el mes pasado que estaba listo para enviar combatientes que apoyen a Al Qaeda en Yemen.

"Después de las declaraciones (de Al Shabaab) hemos tomado varias medidas, como limitar el movimiento de refugiados hacia otras provincias", sostuvo el mayor Ahmed al-Humaiqani, jefe de la comisaría de Basateen.

A los refugiados ahora se les toma las huellas dactilares y sus fotos son registradas en un ordenador central para ayudar a rastrear sus movimientos.

El fallido intento el día de Navidad de hacer estallar un avión estadounidense, reivindicado por un grupo vinculado con Al Qaeda en Yemen, aumentó los temores de Occidente y de Arabia Saudí de que los integristas aprovechen la debilidad del Gobierno para lanzar nuevos ataques.

Yemen, que siempre ha tenido relaciones estrechas con Somalia, ha dado estatuto de refugiados a todos los somalíes que escapaban de la guerra y la hambruna en la nación del cuerno de África después de que los señores de la guerra derrocaran al presidente Mohamed Siad Barre en 1991.

En cambio no ofrece ese beneficio al creciente flujo de etíopes y eritreos, deteniéndolos a menudo a su llegada y deportándolos, según la agencia de refugiados de Naciones Unidas, ACNUR.

Yemen acoge a 171.000 refugiados registrados, en su mayoría somalíes, según los datos de ACNUR de diciembre, comparado con los 140.300 de hace un año atrás. Se piensa que hay muchos más somalíes deambulando por el país, y la mayoría espera dirigirse a países del Golfo más ricos.

Después de sobrevivir a un viaje de dos días a través del golfo de Adén en un pequeño bote, Shafir Abdullah solo sueña con trabajar en Arabia Saudí, que comparte 1.500 kilómetros de frontera con Yemen.

"No tengo trabajo, pero a veces lavo coches", dijo el joven de 25 años de la capital somalí, Mogadiscio, sentado junto a unos amigos en Basateen. "Estoy ahorrado para (ir a Arabia) Saudí".

Yemen está inmerso en la pobreza. Con más del 40 por ciento de sus 23 millones de habitantes viviendo con menos de dos dólares al día, tiene pocos recursos para lidiar con el aluvión humano proveniente del cuerno de África.

PERSEGUIDOS

Algunos en las calles sin asfaltar de Basateen dicen que la policía los persigue.

"Hemos recibido una serie de denuncias de parte de refugiados que han sido acosados por la población local y las autoridades", dijo Rocco Nuri, un portavoz de ACNUR en Adén.

Desde que Al Shabaab ofreció enviar combatientes a Yemen, cuatro somalíes han sido detenidos bajo sospecha de tener lazos con Al Qaeda, dijo Hussein Mahmood, vicecónsul de Somalia en Adén.

"Están siendo interrogados ahora", indicó.

Los yemeníes también han acusado a algunos somalíes de unirse a los denominados rebeldes huti en el norte, diciendo que 30 habían sido arrestados, pero los diplomáticos dicen que no disponen de pruebas que lo corroboren.

Los países donantes de Occidente y árabes de Yemen esperan evitar que al país le depare el mismo destino caótico de Somalia.

"Yemen tiene la ventaja de contar con un Gobierno que quiere trabajar junto a nosotros", dijo Pauline Baker, directora del Fondo para la Paz con sede en Washington, que realiza estudios sobre estados con problemas de gobernabilidad.

"Somalia es un estado con graves problemas de gobernabilidad, cuyo Gobierno de transición sólo controla unas pocas manzanas en Mogadiscio", explicó.

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