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El bloqueo de Gaza frustra el sueño de joven palestino de estudiar en España

EFE

El joven palestino Ayman Qader, es uno de los muchos que sueñan desde hace años -otros ni siquiera lo intentan- con estudiar en España pero hoy, con el visado en el pasaporte, una beca de la Universidad Jaume I de Castellón concedida y el billete de avión comprado, ve cómo se le cierran las puertas de Gaza.

El próximo 8 de febrero este estudiante de 23 años debería asistir en Castellón a la primera clase del "Máster Internacional en Estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo" aunque, por el momento, ni Israel ni Egipto le han permitido salir de la franja, que sufre un severo bloqueo desde la toma de poder de Hamás en 2007.

Según se acerca el primero de febrero, fecha de su vuelo desde El Cairo a Barcelona, Qader se desalienta y exaspera al ver cómo se le puede escapar un avión que le llevaría a una nueva vida pero que despegará detrás de una frontera que se empeña en cerrarse a cal y canto.

"Estoy desesperado. Lo he intentado todo, tengo todos los papeles en regla y el apoyo de un abogado y de la embajada españolas, pero todavía no he recibido autorización", dijo a Efe este licenciado en Lengua Inglesa, el mayor de diez hermanos.

El paso de Erez, en el norte de Gaza, está cerrado y los criterios impuestos por Israel para cruzarlo son muy estrictos, mientras que el cruce de Rafah, en la frontera con Egipto, abre con cuentagotas y sólo unos pocos privilegiados logran atravesarlo.

Fuentes de la Embajada de España en El Cairo confirmaron por teléfono a Efe que están haciendo "todas las gestiones posibles ante el Ministerio de Asuntos Exteriores" para que autorice al joven transitar por el territorio egipcio.

La ONG israelí Gisha tramita en Tel Aviv su solicitud para que se le permita cruzar por Erez, pero por el momento no ha conseguido ninguna respuesta.

La preocupación y el desánimo de Qader se mezclan con la esperanza de que en los próximos días la situación cambie pero, mientras, se siente "paralizado" porque "no hay nada que pueda hacer más que esperar y esperar a que alguien decida abrir la puerta".

"Lo único que quiero es que se respeten mis derechos básicos, como el de la educación, que está protegidos por las resoluciones internacionales y Naciones Unidas", explica.

El Máster en la Jaume I es lo que ha soñado "toda la vida" porque le permitirá salir a formarse y, luego, "regresar y poner esos conocimientos al servicio de su pueblo para ayudar a resolver el conflicto de Oriente Medio", dice.

Además de ser voluntario en varias ONG, Qader publica artículos en el diario online "Palestinian Telegraph" y es también un activo "bloguero" que mantiene el sitio www.peaceforgaza.blogspot.com.

A través de su blog y de otras herramientas de Internet conoció a muchos españoles que le motivaron para estudiar en España y ha logrado más de 600 firmas en una petición en "Facebook" para que le dejen salir de la franja ("Open Gaza for Ayman").

Adela Almela, coordinadora de estudiantes del Máster de la Jaume I espera que "logre salir y unirse al programa" entre otras cosas, porque éste "está enfocado a perfiles como el suyo, de jóvenes que después puedan utilizar en sus países los conocimientos que adquieran" sobre paz, desarrollo y resolución de conflictos.

Según Qader, "los jóvenes de Gaza tienen mucha energía, formación y ganas de hacer cosas. Si les dan la oportunidad de demostrar lo que valen lo harán, pero no hay espacio, sufren este bloqueo ilegal que limita todas las oportunidades y que ha convertido esto en una cárcel de la que no pueden salir".

Su caso no es único y, cada año, alrededor de un millar de jóvenes en Gaza matriculados en universidades extranjeras ven desvanecerse sus sueños.

Otros muchos ni siquiera lo intentan.

Según explica Karen Tamir, portavoz de Gisha, "los criterios impuestos por Israel para salir de Gaza a estudiar son muy severos: piden que haya una beca 'reconocida' y que un diplomático del país en cuestión acompañe personalmente al estudiante desde Erez hasta Allenby, en la frontera con Jordania".

El sistema "impide estudiar en los países que no tienen representación diplomática en Israel y no permite viajar para hacer entrevistas o ir a los consulados en Jerusalén o Ramala a obtener los visados".

En cuanto a Egipto, la frontera abre más o menos una vez cada cuarenta días, los criterios para cruzar no son claros y sólo lo consiguen un 12 por ciento de los que lo solicitan, según datos de Gisha.

En estos momentos hay más de 500 estudiantes en Gaza contando con ansiedad los días que pasan, a la espera de una llamada, de un permiso oficial que abra una pequeña rendija y les permita ampliar su mundo más allá de la frontera. EFE

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