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Juliette Binoche asegura que Almodóvar sabe que le gustaría trabajar con él

EFE

La laureada actriz Juliette Binoche espera desde hace meses la llamada del director español Pedro Almodóvar, que todavía no ha respondido a la propuesta de trabajo que la francesa le hizo llegar durante el último Festival de Cannes.

La ganadora de la Palma a la mejor interpretación femenina en el certamen de la Costa Azul envió un mensaje al cineasta en el que mostraba inequívocamente su deseo de ponerse a sus órdenes en un futuro proyecto, confiesa Binoche en una entrevista con Efe en vísperas del estreno en España de "Copia certificada", del iraní Abbas Kiarostami.

"Me encantaría trabajar contigo algún día para que podamos subir juntos las escaleras de un estreno", le escribió la actriz al director en un mensaje de disculpa por no poder aceptar su invitación para desfilar de su brazo por la alfombra roja en el pase de gala de la película de Woody Allen "You will meet a tall dark stranger" ("Conocerás al hombre de tus sueños").

Almodóvar "ya sabe que me gustaría trabajar con él", recuerda Binoche, quien nunca obtuvo respuesta.

Cinco meses después, la única intérprete que atesora la Palma de Cannes, el Oscar de Hollywood, el León de Venecia y el Oso de Berlín, sigue dejándose querer por el cineasta.

Y no es porque persiga enriquecerse, pues asegura que no le importa el dinero ya que no le hará feliz cuando esté muerta. Ni porque aspire a alcanzar mayores cotas de gloria, pues hace años que decidió no mudarse a Estados Unidos para evitar formar parte de lo que denomina "la familia comercial", en referencia al mundillo hollywoodiense.

Sencillamente, Binoche está acostumbrada a elegir qué guiones quiere interpretar y los directores con los que quiere trabajar, resume. Por eso no esconde que anhela someterse a la cámara del oscarizado autor de "Volver", "Todo sobre mi madre" o "Hable con ella".

Con más de cuarenta títulos a sus espaldas y casi todos los premios cinematográficos a los que se puede aspirar en las estanterías, la enfermera que cuidaba a Ralph Fiennes en "El paciente inglés" ha ido cumpliendo la mayoría de sueños que tenía.

Entre ellos se cuentan ambiciones tan dispares como acumular 30 horas de vuelo a los mandos de un helicóptero o cómo dejarse dirigir por Kiarostami, propósito a priori complicado dado que el iraní acostumbra a rodar en su país, en farsi y con actores no profesionales.

"Como (Kiarostami y yo) manteníamos una amistad (...) principalmente se trataba de pasar tiempo juntos a través de la cámara, reflejando lo estúpidos, lo serviciales o lo dañinos que un hombre y una mujer pueden ser, en todas las facetas de una relación entre seres humanos", dice a propósito de "Copia certificada".

La cinta, en la que Binoche y el cantante de ópera William Shimell diluyen sus sentimientos en una perenne impostura, analiza la mella que los comportamientos humanos infligen a una relación de pareja, con un pueblo de la Toscana italiana como telón de fondo.

Se trata de un ejercicio de cotidianeidad, ternura y hastío en el que Binoche muestra cómo la existencia de las personas de a pie también son parte de una enrevesada representación.

Y es que la vida, y especialmente la de una mujer, no es unidimensional, cuenta.

"En casa soy una cocinera y una madre, lo que es un trabajo en sí mismo. Además soy mi propia secretaria y también la señora de la limpieza. Como mujeres, tenemos tantas vidas... no sólo una. Son muchos trabajos distintos", relata Binoche.

Detrás de la actriz de éxito, esa que goza de uno de los nombres más prestigiosos del celuloide europeo y que ha puesto sello de autor a su característica risa y a su forma de gesticular, se esconde una mujer que la última vez que se emocionó con una película fue viendo con su hija "La petite Clochette...", recuerda.

Es una película de dibujos animados, pero "la historia es bonita. Me hizo llorar, reír, de todo, porque es una historia de hadas y me encantan", dice una actriz a la que no le importa que la gente le mire por la calle porque hace tiempo decidió que no le iba a importar, concluye.

Javier Albisu

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